
Supo ser un barrio inglés: a principios del siglo XIX desde ahí se manejaba todo el comercio de productos que llegaban de los barcos, y los que lo transitaban lo llamaban justamente así: “barrio inglés”. En 1822 empezó a mostrar otro perfil. Ese año se abrió ahí el primer banco del país. Y ese cambio, que pareció definitivo, terminó de gestarse en 1854, cuando se inauguró la Bolsa de Comercio. Desde entonces empezaron a construirse enormes edificios bancarios y la zona pasó a ser “la city porteña”: el corazón financiero de la Ciudad. Pero ahora, el Microcentro vuelve a cambiar: después de un año y medio de obras, este mes tendrá casi cien cuadras peatonales o “de convivencia” para autos y transeúntes. La intervención apunta a que haya menos vehículos y que, en un futuro, el barrio pierda el perfil duro y hostil y se convierta en un lugar habitable y saludable.