jueves, 25 de julio de 2013

El pintor de la Buenos Aires que empezaba a ser una ciudad moderna

En las primeras décadas del Siglo XX, el artista encontró belleza en chimeneas, obreros y edificios en Construcción.


Fue el primer pintor en darse cuenta de que la cosa no pasaba más por el campo ni por los gauchos, sino por una Buenos Aires que empezaba a despuntar –allá por el 1900– como un floreciente nodo de grandes edificios construyéndose, con grandes frigoríficos –como “La Blanca”, ubicado a la rivera del Riachuelo– trabajando las 24 horas seguidas con el sistema de “cama caliente” y con el nacimiento de industrias y usinas gigantes multiplicándose por doquier (de hecho, la gran Usina Eléctrica de la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad, construida en Dock Sud en 1910, llegó a ser por esa época la más grande del mundo).

Se trata del artista Pío Collivadino, también conocido como el primer paisajista urbano y moderno de los barrios marginales porteños. Y desde hoy podrá verse una gran exposición suya, con más de cien obras, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
Collivadino: Buenos Aires en construcción, se llama la muestra.

Para que se dé una idea de la importancia de este artista a nivel histórico, una pequeña anécdota basta: Collivadino fue anterior a otro pintor probablemente mucho más conocido, Benito Chinchella –luego él comenzó a firmar “Quinquela”– Martín. Fue él quien le dio el espaldarazo a Quinquela Martín, al ayudarlo a realizar su primera exposición en 1918. Así, Collivadino, con sus acciones y sus pinturas, fue construyendo de a poco una identidad, una iconografía de las barriadas humildes de la Boca del Riachuelo y Barracas, con su enorme cantidad de inmigrantes italianos recién llegados a nuestro país, laburantes, anarquistas.

Por todo esto, si usted se da una vuelta durante los próximos días por la muestra del pintor, verá toda una sección de pinturas en la que aparecen esquinas de calles de barro iluminadas a gas (serían las últimas), caseríos, puentes, masas de obreros al costado de barcos gigantes o almorzando durante su descanso. Y ahí está, ahí aparece esa increíble pintura, La hora del almuerzo, de 1903, que fue su segundo envío a la Bienal Internacional de Arte de Venecia.

Sí, fue Collivadino, el primer artista argentino en representar a nuestro país en el evento –por entonces llamado “Exposición Internacional”–y se puede entender el por qué: el pintor era una de las personas más influyentes en la escena artística local.

Después de vivir 16 años en Italia –se había ido a los 19–, volvió a la Argentina y fundó, en 1907, el grupo Nexus. También fue director de la Academia Nacional de Bellas Artes durante más de 30 años. Allí creó el Taller de Grabado, crucial para los artistas del “Grupo de Barracas”, posteriormente conocidos como los “Artistas del Pueblo”: el grabado sería para ellos una herramienta fundamental a la hora de difundir la vanguardia política.

“Collivadino tenía una sensibilidad argentina fuerte, en relación no a la Buenos Aires monumental sino a sus puentes, riachuelos, frigoríficos, trenes”, comenta la curadora de la exhibición, la historiadora del arte Laura Malosetti Costa. “Pintaba las calles de La Boca, sus escenas nocturnas, el barrio de la Quema… Tenía la mirada puesta sobre los barrios marginales. Este era, además, un momento en que todo estaba en construcción; entonces en las pinturas se ven andamios, caballos, elevadores del puerto. Se ven escenas de un paisaje industrial”. Como escribió la historiadora: “El artista construyó un paisaje urbano allí donde hasta entonces sólo se percibía fealdad industrial, pobreza y pérdida de los estilos de vida de la vieja aldea ”.

Un datito: cuando visite la muestra, preste especial atención a los grabados, fotografías y películas de la época que acompañan a las pinturas; son un rico material histórico.

Fuente: Clarin, sociedad.

Link: http://www.clarin.com/sociedad/Buenos-Aires-empezaba-ciudad-moderna_0_961103938.html

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jueves, 25 de julio de 2013

El pintor de la Buenos Aires que empezaba a ser una ciudad moderna

En las primeras décadas del Siglo XX, el artista encontró belleza en chimeneas, obreros y edificios en Construcción.


Fue el primer pintor en darse cuenta de que la cosa no pasaba más por el campo ni por los gauchos, sino por una Buenos Aires que empezaba a despuntar –allá por el 1900– como un floreciente nodo de grandes edificios construyéndose, con grandes frigoríficos –como “La Blanca”, ubicado a la rivera del Riachuelo– trabajando las 24 horas seguidas con el sistema de “cama caliente” y con el nacimiento de industrias y usinas gigantes multiplicándose por doquier (de hecho, la gran Usina Eléctrica de la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad, construida en Dock Sud en 1910, llegó a ser por esa época la más grande del mundo).

Se trata del artista Pío Collivadino, también conocido como el primer paisajista urbano y moderno de los barrios marginales porteños. Y desde hoy podrá verse una gran exposición suya, con más de cien obras, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
Collivadino: Buenos Aires en construcción, se llama la muestra.

Para que se dé una idea de la importancia de este artista a nivel histórico, una pequeña anécdota basta: Collivadino fue anterior a otro pintor probablemente mucho más conocido, Benito Chinchella –luego él comenzó a firmar “Quinquela”– Martín. Fue él quien le dio el espaldarazo a Quinquela Martín, al ayudarlo a realizar su primera exposición en 1918. Así, Collivadino, con sus acciones y sus pinturas, fue construyendo de a poco una identidad, una iconografía de las barriadas humildes de la Boca del Riachuelo y Barracas, con su enorme cantidad de inmigrantes italianos recién llegados a nuestro país, laburantes, anarquistas.

Por todo esto, si usted se da una vuelta durante los próximos días por la muestra del pintor, verá toda una sección de pinturas en la que aparecen esquinas de calles de barro iluminadas a gas (serían las últimas), caseríos, puentes, masas de obreros al costado de barcos gigantes o almorzando durante su descanso. Y ahí está, ahí aparece esa increíble pintura, La hora del almuerzo, de 1903, que fue su segundo envío a la Bienal Internacional de Arte de Venecia.

Sí, fue Collivadino, el primer artista argentino en representar a nuestro país en el evento –por entonces llamado “Exposición Internacional”–y se puede entender el por qué: el pintor era una de las personas más influyentes en la escena artística local.

Después de vivir 16 años en Italia –se había ido a los 19–, volvió a la Argentina y fundó, en 1907, el grupo Nexus. También fue director de la Academia Nacional de Bellas Artes durante más de 30 años. Allí creó el Taller de Grabado, crucial para los artistas del “Grupo de Barracas”, posteriormente conocidos como los “Artistas del Pueblo”: el grabado sería para ellos una herramienta fundamental a la hora de difundir la vanguardia política.

“Collivadino tenía una sensibilidad argentina fuerte, en relación no a la Buenos Aires monumental sino a sus puentes, riachuelos, frigoríficos, trenes”, comenta la curadora de la exhibición, la historiadora del arte Laura Malosetti Costa. “Pintaba las calles de La Boca, sus escenas nocturnas, el barrio de la Quema… Tenía la mirada puesta sobre los barrios marginales. Este era, además, un momento en que todo estaba en construcción; entonces en las pinturas se ven andamios, caballos, elevadores del puerto. Se ven escenas de un paisaje industrial”. Como escribió la historiadora: “El artista construyó un paisaje urbano allí donde hasta entonces sólo se percibía fealdad industrial, pobreza y pérdida de los estilos de vida de la vieja aldea ”.

Un datito: cuando visite la muestra, preste especial atención a los grabados, fotografías y películas de la época que acompañan a las pinturas; son un rico material histórico.

Fuente: Clarin, sociedad.

Link: http://www.clarin.com/sociedad/Buenos-Aires-empezaba-ciudad-moderna_0_961103938.html

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