lunes, 25 de junio de 2012

Rosario de quejas

Los operadores inmobiliarios critican el control de compra de moneda extranjera porque la AFIP no libera dólares para culminar las transacciones de compraventa de unidades.


Empresarios del sector inmobiliario consideran que la actividad se encuentra en una fase de crisis. Los dueños de inmobiliarias aseguran que el mercado es capaz de autorregularse, sin recordar la reciente experiencia traumática que se inició en ese segmento en los Estados Unidos y que luego se trasladó a varios países de Europa. Tampoco toman en cuenta las condiciones que crea el Estado para el desarrollo de los negocios. Por el contrario, los empresarios de este segmento que invierten en nuevas obras aseguran que la actividad no fue impactada negativamente por mayores controles oficiales a la compra de dólares. La mejora en esta actividad fue posible gracias un crecimiento económico importante, una recuperación sostenida de los salarios, el empleo y la formalidad.

“El Estado no se tiene que meter en este mercado; la oferta y la demanda siempre van encontrando mecanismos para equilibrarse. Pero ahora, técnicamente, no hay salida”, señaló Andrés Sicouly, socio de ProQuattro y ex gerente de Crédito Hipotecario del Banco Galicia, durante una conferencia de prensa organizada por la principales firmas del sector para analizar la situación actual. Los empresarios se quejan por el endurecimiento en los controles para la adquisición de moneda extranjera, operaciones que la AFIP valida con cuentagotas desde principio de mayo. Aseguran que es posible pesificar la actividad, pero insisten en que no debe hacerse de la forma en que lo encaró el Gobierno.

La falta de información y la dureza en los términos con que se aplicaron los controles a la compra de divisas está complicando, vía expectativas, las operaciones inmobiliarias, pero es innegable el rol del Estado como facilitador del acceso a la vivienda a los sectores con bajos recursos, los cuales no participarían de otra manera en esa actividad. También es clave a la hora de salvar las fallas del mercado.

En la Argentina se exhiben precios “inflados” en ventas y alquileres, una situación que queda reflejada por el hecho de que los valores por metro cuadrado en las zonas más caras de la Capital sean comparados con lo que se pide en las principales ciudades del mundo. Este es un segmento que por su característica de refugio de valor opera además con notables falencias al equipararse la demanda y la oferta. El déficit habitacional no se condice con los irrisorios precios que se piden hoy en la plaza inmobiliaria. Para equilibrar esto, el Estado puede subvencionar la diferencia entre lo que está dispuesto a pagar el comprador y el precio que desea el vendedor, por ejemplo otorgando préstamos a tasa diferencial. Además, el Estado participa de este mercado generando demanda con obra pública.

La actividad inmobiliaria residencial es crucial para el desarrollo económico, debido a que impulsa a otras ramas de manera directa o indirecta. Esos numerosos desfasajes productivos que se presentan desde que se inician las obras hasta que se terminan impiden un ajuste inmediato de los precios en este mercado. Y porque en todos los eslabones hay presencia del Estado. Esto queda en evidencia en la estrecha correlación que existe entre el desempeño de la actividad económica del país y el de este sector. La compra de una vivienda comenzó a ser una demanda cada vez más extendida a medida que las necesidades básicas fueron satisfechas. La mejora en los ingresos de los asalariados es uno de los principales factores que llevan a convertir la demanda potencial en demanda efectiva. En igual sentido, la pesificación de este mercado también colaboraría en acercar a la compra de su primera vivienda a más familias, aumentando además el negocio de las inmobiliarias.

Fuente: Pagina 12

Link: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/28-6086-2012-06-25.html

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lunes, 25 de junio de 2012

Rosario de quejas

Los operadores inmobiliarios critican el control de compra de moneda extranjera porque la AFIP no libera dólares para culminar las transacciones de compraventa de unidades.


Empresarios del sector inmobiliario consideran que la actividad se encuentra en una fase de crisis. Los dueños de inmobiliarias aseguran que el mercado es capaz de autorregularse, sin recordar la reciente experiencia traumática que se inició en ese segmento en los Estados Unidos y que luego se trasladó a varios países de Europa. Tampoco toman en cuenta las condiciones que crea el Estado para el desarrollo de los negocios. Por el contrario, los empresarios de este segmento que invierten en nuevas obras aseguran que la actividad no fue impactada negativamente por mayores controles oficiales a la compra de dólares. La mejora en esta actividad fue posible gracias un crecimiento económico importante, una recuperación sostenida de los salarios, el empleo y la formalidad.

“El Estado no se tiene que meter en este mercado; la oferta y la demanda siempre van encontrando mecanismos para equilibrarse. Pero ahora, técnicamente, no hay salida”, señaló Andrés Sicouly, socio de ProQuattro y ex gerente de Crédito Hipotecario del Banco Galicia, durante una conferencia de prensa organizada por la principales firmas del sector para analizar la situación actual. Los empresarios se quejan por el endurecimiento en los controles para la adquisición de moneda extranjera, operaciones que la AFIP valida con cuentagotas desde principio de mayo. Aseguran que es posible pesificar la actividad, pero insisten en que no debe hacerse de la forma en que lo encaró el Gobierno.

La falta de información y la dureza en los términos con que se aplicaron los controles a la compra de divisas está complicando, vía expectativas, las operaciones inmobiliarias, pero es innegable el rol del Estado como facilitador del acceso a la vivienda a los sectores con bajos recursos, los cuales no participarían de otra manera en esa actividad. También es clave a la hora de salvar las fallas del mercado.

En la Argentina se exhiben precios “inflados” en ventas y alquileres, una situación que queda reflejada por el hecho de que los valores por metro cuadrado en las zonas más caras de la Capital sean comparados con lo que se pide en las principales ciudades del mundo. Este es un segmento que por su característica de refugio de valor opera además con notables falencias al equipararse la demanda y la oferta. El déficit habitacional no se condice con los irrisorios precios que se piden hoy en la plaza inmobiliaria. Para equilibrar esto, el Estado puede subvencionar la diferencia entre lo que está dispuesto a pagar el comprador y el precio que desea el vendedor, por ejemplo otorgando préstamos a tasa diferencial. Además, el Estado participa de este mercado generando demanda con obra pública.

La actividad inmobiliaria residencial es crucial para el desarrollo económico, debido a que impulsa a otras ramas de manera directa o indirecta. Esos numerosos desfasajes productivos que se presentan desde que se inician las obras hasta que se terminan impiden un ajuste inmediato de los precios en este mercado. Y porque en todos los eslabones hay presencia del Estado. Esto queda en evidencia en la estrecha correlación que existe entre el desempeño de la actividad económica del país y el de este sector. La compra de una vivienda comenzó a ser una demanda cada vez más extendida a medida que las necesidades básicas fueron satisfechas. La mejora en los ingresos de los asalariados es uno de los principales factores que llevan a convertir la demanda potencial en demanda efectiva. En igual sentido, la pesificación de este mercado también colaboraría en acercar a la compra de su primera vivienda a más familias, aumentando además el negocio de las inmobiliarias.

Fuente: Pagina 12

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