miércoles, 20 de junio de 2012

Uruguay. Separados por opción. Personas buscan seguridad y espacios verdes tras perímetros enrejados en todo el país.

Yo no me voy, me quedo en un orfanato, pero de acá no me muevo", dijo la hija mayor de Adriana Cristante cuando debía abandonar el barrio privado en el que vivía en Uruguay para regresar a Argentina. El reclamo fue tajante y la familia dejó todo por quedarse en Lomas de La Tahona, en Canelones. Hoy Adriana se pasea por las calles silenciosas del barrio con la autoridad que tienen los primeros pobladores. Saluda al guardia de seguridad que le pide una identificación antes de ingresar al predio de 119 hectáreas; avanza con su auto a menos de 30 kilómetros por hora, el límite máximo permitido, y con su dedo indica cada una de las instalaciones de esta zona rural devenida en comunidad urbana.


"Por allá está el campo de golf (la vede-tte del lugar), por allá mi casa y acá atrás la piscina", dice. A una piscina, pero de otro tipo, se debieron arrojar junto a su marido cuando dejaron de trabajar para permanecer en esa comunidad en la cual encuentran "seguridad y la tranquilidad" de saber que cuando van a visitar a su familia en Argentina, la casa está custodiada.

La exclusividad, delimitada físicamente por rejas y guardias, surge en Latinoamérica en los comienzos de los años noventa. Actualmente, no hay datos oficiales sobre cuántos barrios privados hay en Uruguay, informaron en el Ministerio de Vivienda y en el Instituto de Estadística. Domingo relevó que al menos hay 20 barrios privados en Maldonado, siete en Canelones, siete en Rocha, uno en San José, uno en Soriano y dos proyectados en Río Negro. En Montevideo, en tanto, hay cuatro barrios "jardines", que comparten buena parte del modelo pero no son cercados.


"El encerramiento físico contribuye a la segregación, aunque no es el principal motivo", opina el director de Ordenamiento Territorial, Manuel Chabalgoity. El jerarca considera que los barrios privados tienden a separar y "separar se puede entender como segregar"."El crecimiento de los barrios cerrados podría ser interpretado como la disposición a refugiarse en espacios privados ante el reconocimiento de la incapacidad de las sociedades para controlar los lugares públicos", dice a Domingo el sociólogo Ruben Katzman, experto en segregación social.

Desde el urbanismo "no hay dos visiones porque no es la mejor forma de desarrollo de una ciudad, tiende a fragmentar y potenciar los problemas", dice el especialista inmobiliario Julio Villamide.

Adriana, quien de profesión es arquitecta, coincide, aunque aclara que "las torres que se están construyendo en avenida Rivera tenderán a segregar diez veces más" y otras zonas (no privadas) en las que el acceso es difícil "también son formas de segmentación social".

"Desde la izquierda se ha afirmado que los barrios privados son la anticiudad, y tienen razón. La mejor ciudad es la que existía hace unos 50 años cuando en un mismo barrio nos criamos ricos y pobres, compartiendo los mismos espacios y la misma escuela pública. Pero eso hoy ya no está más y la gente tiene derecho a buscar soluciones a problemáticas nuevas", señala Villamide.

La caminería interna, el saneamiento, la recolección de residuos, la red lumínica y las normas del barrio corren por cuenta de los vecinos. Las decisiones son tomadas en reuniones de copropietarios (similar a las existentes en edificios) y las resoluciones son por mayoría. Si asfaltar o no las calles, si colocar torres de luz bajas para que se puedan ver las estrellas o altas que brinden más luminosidad, han sido parte de los acalorados debates entre residentes. Casi siempre las asperezas que puede generar una larga discusión se liman con un asado en la casa de algún vecino, una de las formas de encuentro entre la comunidad. Los niños también unen.

Los fines de semana los pequeños se ven por las calles. Lo hacen en bicicleta o corriendo. Van a la casa de un amigo-vecino y luego de otro. Parece un mundo ideal para ellos y quizás esa sea la explicación de que 41,4% de quienes habitan en Lomas de La Tahona sean menores de 15 años, mientras que el promedio nacional es de 21,9%, según cifras preliminares del Censo 2011.

La realidad en la que pueden llegar a vivir esos chicos es uno de los miedos de los propios padres que residen en este tipo de comunidades. Adriana siempre tuvo claro que nunca pretendió ingresar "en una jaula donde todo pasa adentro y el niño no sabe cruzar una calle". En todo caso, "el riesgo de acostumbramiento que pueda tener un niño en un barrio privado es el mismo que un niño que pasa largas horas en un apartamento porque los padres tienen miedo de que salga a la calle", explica el psicólogo Jorge Larroca, investigador en área de hábitats y modos de vida urbana.

La educación que quieren brindarle los propios padres, y los momentos de interacción con el exterior del barrio, son las claves para que "el niño pueda percibir el mundo más allá de las fronteras de su casa", dice el psicólogo y señala que es un proceso similar a la integración de un inmigrante a la nueva cultura, "en donde se pone a prueba la capacidad de adaptación".

ILUSIÓN. La seguridad es una de los principales razones para radicarse en un barrio privado. Eso motivó a Fernando Buffa y su familia, cuando optaron por irse a vivir al country San Isidro. "Buscamos prioritariamente el factor tranquilidad y aquí encontramos un lugar bárbaro, que nos permite estar alejados pero al mismo tiempo a sólo dos kilómetros del centro de Mercedes", dice. Allí tienen "todos los atractivos para no tener que salir de la zona".

Katzman nombra otras razones por las que se eligen los barrios privados: conseguir más estatus y preferir estilos de vida que combinen espacios verdes con servicios de esparcimiento.

Pero todos estos argumentos no son más que una ilusión y "hay gente que compra ilusiones", sostiene Larroca.

Las distancias, en un país en el cual todo queda a la vuelta de la esquina, parece ser uno de los choques culturales más fuertes para quienes se mudan a un barrio privado. "Cuando uno vuelve de trabajar da pereza subirse al auto para hacer un mandado o ir al cine, que queda a varios minutos de viaje", cuenta Germán Villar, el tercer poblador de Altos de La Tahona, otro barrio privado ubicado sobre el Camino de Los Horneros en una zona que "se definió" para ese fin, informa el director de Planificación Territorial de Canelones, Andrés Ridao.

Por más que se deba abandonar al delivery y sustituirlo por la pizza congelada, la lejanía supone el desafío de llevar una vida "más ordenada", comenta Villar.

Durante el verano los centros deportivos son el lugar de encuentro de estos barrios y en invierno es la estufa a leña, en general con vista a paisajes donde prima el verde, con pequeños cursos de agua y canchas de golf.

ZONAS. Esta opción tiene su precio y lo demuestra la triplicación de los precios que han sufrido los terrenos. Aún así, "los valores de la tierra en Carrasco son más altos y es entendible porque los barrios privados están en desarrollo", indica Villamide.

Estas urbanizaciones (siete en Canelones) se localizan "en zonas de la ciudad donde el valor del terreno es relativamente bajo, lo que está provocando instancias inéditas de acercamiento espacial y de frecuencia de interacción entre miembros de clases medias y bajas", cuenta Katzman.

"La presencia de clases medias expande oportunidades laborales vinculadas a la provisión de servicios relacionados con el mundo doméstico; atrae al vecindario inversiones privadas en comercio y servicios que, a la vez que facilitan la vida de los vecinos, pueden operar como fuentes laborales para trabajadores locales", agrega el sociólogo. Y en la práctica se ve esa interacción. A la salida de La Tahona dos mujeres de unos 30 años están próximas a subirse a la camioneta que las conduce al Aeropuerto en donde se toman un ómnibus hasta llegar a su casa en Villa Aeroparque.

Las trabajadoras, quienes prefirieron no revelar su identidad, se muestran agradecidas con las oportunidades laborales que les ofrece el barrio privado, aunque afirman que en los últimos años la incorporación de empleadas peruanas y paraguayas "con cama" quitó espacio a las uruguayas.

El psicólogo Larroca duda de que se trate de un acercamiento cultural. "Quienes trabajan en los barrios privados pero no viven allí cumplen un servicio y pueden ser considerados como un peligro que contamine la cultura; son extranjeros que representan a otra cultura", dice.

El especialista utiliza un ejemplo: "Un cuidacoches de la calle Arocena (en Carrasco) me decía: `En el día está todo bien con la gente del barrio, en la noche nadie me reconoce`. La noche funciona como un momento de peligro, y a los que están afuera del sistema hay que excluirlos".

El alto porcentaje de extranjeros que deciden residir en barrios privados de Uruguay son otra característica de estos espacios, aún cuando gozan de mala prensa y están estigmatizados, dice Villamide. Prueba de ello es que ninguno de los futbolistas, legisladores y comunicadores famosos que habitan en centros de estas características aceptaron ser entrevistados.

Nicolás Añón, inversor en La Tahona, cuenta que 30% de los habitantes son extranjeros, en su mayoría argentinos. Muchos, como Adriana, llegan acostumbrados por vivir en barrios cerrados en sus países de origen, aún cuando en otros lugares el cerramiento sea mucho mayor: alambrados electrificados, murallas y cámaras.

"Otra explicación es que los uruguayos cuando hablamos con extranjeros los asustamos. Uruguay tiene el índice de criminalidad más bajo de toda América Latina, pero la percepción de inseguridad más alta de la región", señala Villamide.

Por último, los barrios privados están en muchos casos lejanos de las grandes urbes, pero cercanas a los lugares de trabajo de estos extranjeros, como el caso de Zonamérica en Canelones o UPM en Río Negro.

Es que existen proyectos de urbanización cerrados en varios departamentos, y las variables dependen de las ordenanzas municipales. En Montevideo no se acepta el cerramiento de las calles. En otros destinos la atracción principal es el turismo, como lo establece la vigente ley de Ordenamiento Territorial (ver recuadro aparte).

En Maldonado hay unos 20 emprendimientos, la mayor parte ubicados al Este del arroyo Maldonado. Se trata de barrios destinados a propietarios extranjeros de alto poder adquisitivo que llegan durante el verano y de forma esporádica en el resto del año.

El "club de campo" (como se le dice en el departamento) más top es el desarrollo JHS Las Piedras Fasano, en la zona del cerro Eguzquiza, entre La Barra y San Carlos. Consta de un predio de 490 hectáreas que incluye una propuesta hotelera y gastronómica de lujo y lotes de cinco mil metros cuadrados que se cotizan a más de US$ 200 el metro cuadrado. Los gastos comunes en los clubes de campo van desde los US$ 100 a los U$S 300 mensuales, dependiendo el importe total de las amenidades que ofrezcan a los copropietarios.

En Rocha hay otra decena de proyectos, con 90% de terrenos sin construcciones.

El crecimiento es constante y los barrios privados siguen siendo una opción de vida para miles de uruguayos quienes, por opción, deciden estar separados. Producción: P. Mango en Canelones, M. Gallardo en Maldonado, D. Rojas en Soriano y Río Negro y E. González en Rocha .
Ley prohíbe construcción de barrios privados residenciales

"En 2001 la ley 17.292 habilitaba la construcción de lo que algunos llaman barrios privados", dice el director de Ordenamiento Territorial, Manuel Chabalgoity. El régimen permitía la conformación de estas zonas de urbanización tanto para sectores rurales, suburbanos y urbanos de forma de propiedad horizontal (al igual que un edificio). La aprobación de estos proyectos de cerramiento quedaba sujeta a las ordenanzas municipales.

En 2008, la ley 18.308 eliminó la posibilidad de hacer establecimientos residenciales en zonas rurales y acotó la construcción en áreas urbanas y suburbanas. Como las leyes no son retroactivas, la nueva legislación no influyó a aquellos proyectos que ya habían sido aprobados.

Finalmente, la ley 18.367 (también de 2008) estableció en su artículo 1°: "En los suelos de categoría urbana, el área comprendida entre los componentes de la trama de la circulación pública, no podrá superar un máximo de diez mil metros cuadrados en las actuaciones residenciales.

En los suelos de categoría suburbana, definida en la ley Nº 18.308, de 18 de junio de 2008, cuando las directrices departamentales, planes locales, planes parciales o programas de actuación integrada elaborados en aplicación de la misma (artículos 16, 17, 19, 20 y 21) así lo establezcan, se podrán admitir superficies mayores para las áreas comprendidas entre los componentes de la trama de la circulación pública, en función de la estructura territorial adoptada y del uso turístico como destino principal".

Por este último motivo varios emprendimientos utilizan establecimientos destinados al turismo como ser bodegas, clubes deportivos y casas de veraneo.

La normativa agrega que se debe asegurar "la continuidad de la trama de la circulación pública y la libre accesibilidad a los espacios públicos actuales y a aquellos que se creen simultáneamente con el acto de aprobación del fraccionamiento en propiedad horizontal".

La ley que regula el establecimiento de estas formas de urbanización "tiene el espíritu de promover la integración social en el territorio, no generar guetos de ningún tipo ni zonas cerradas", dice Chabalgoity.

Y concluye: "Los barrios privados no condicen con la ley de Ordenamiento Territorial, porque lo físico también separa; aún cuando no sea la única causa".
No todo brilla bajo el sol

Si bien los barrios privados apuntan a dar mayor confort y seguridad a sus propietarios, algunos de ellos no han podido escapar a los robos. Simon Fuller, el creador de American Idol, propietario de una mansión de lujo en el club de campo Villa Lobos (Maldonado), sufrió el hurto de joyas y dinero en efectivo por un monto superior a los cien mil dólares en 2010, que tuvo repercusión internacional. Otro impacto negativo en el desarrollo de este tipo de emprendimientos son las trabas que impuso el gobierno argentino para el envío de divisas al exterior. Esto comenzó a notarse a fines del año pasado y se agudizó en el presente a partir del endurecimiento de las medidas cambiarias, dispuestas un mes atrás por el gobierno de Cristina Fernández. Las complicaciones llegan incluso al pago de las cuotas pactadas entre los desarrollistas y los promitentes compradores.
Estigma y mala prensa

Presentadores de televisión, políticos, deportistas de elite e investigadores, son algunos de los habitantes de los barrios privados. Los famosos prefieren no aparecer en la prensa diciendo dónde viven y la mayoría de los pobladores se niega a salir en fotografías públicas, lo que demuestra una actitud defensiva ante "malas experiencias" que, dicen, han tenido con los medios. Otros, figuran con total normalidad y se sienten orgullosos de su comunidad, como en cualquier barrio.

LAS CIFRAS
798

Personas habitan en Lomas de La Tahona, el barrio privado más grande del país. Los residentes se distribuyen en 209 viviendas, según datos preliminares del Censo 2011.
41,4%

Proporción de los habitantes de Lomas de La Tahona menor de 15 años. La cifra supera al promedio nacional (21,9%), según datos preliminares del Censo.
1902

Fue el año en que el urbanista británico Ebenezer Howard diseñó el modelo de ciudad jardín, privilegiando la naturaleza. Fue el antecedente de los barrios privados.
US$ 150

Valor mínimo por metro cuadrado de la tierra en barrios privados ubicados en Maldonado. El precio trepa hasta los 300 dólares, siendo los más caros del país.

Fuente: El Pais

Link: http://elpaisweb2.elpais.com.uy/suplemento/ds/separados-por-opcion/sds_646485_120617.html

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miércoles, 20 de junio de 2012

Uruguay. Separados por opción. Personas buscan seguridad y espacios verdes tras perímetros enrejados en todo el país.

Yo no me voy, me quedo en un orfanato, pero de acá no me muevo", dijo la hija mayor de Adriana Cristante cuando debía abandonar el barrio privado en el que vivía en Uruguay para regresar a Argentina. El reclamo fue tajante y la familia dejó todo por quedarse en Lomas de La Tahona, en Canelones. Hoy Adriana se pasea por las calles silenciosas del barrio con la autoridad que tienen los primeros pobladores. Saluda al guardia de seguridad que le pide una identificación antes de ingresar al predio de 119 hectáreas; avanza con su auto a menos de 30 kilómetros por hora, el límite máximo permitido, y con su dedo indica cada una de las instalaciones de esta zona rural devenida en comunidad urbana.


"Por allá está el campo de golf (la vede-tte del lugar), por allá mi casa y acá atrás la piscina", dice. A una piscina, pero de otro tipo, se debieron arrojar junto a su marido cuando dejaron de trabajar para permanecer en esa comunidad en la cual encuentran "seguridad y la tranquilidad" de saber que cuando van a visitar a su familia en Argentina, la casa está custodiada.

La exclusividad, delimitada físicamente por rejas y guardias, surge en Latinoamérica en los comienzos de los años noventa. Actualmente, no hay datos oficiales sobre cuántos barrios privados hay en Uruguay, informaron en el Ministerio de Vivienda y en el Instituto de Estadística. Domingo relevó que al menos hay 20 barrios privados en Maldonado, siete en Canelones, siete en Rocha, uno en San José, uno en Soriano y dos proyectados en Río Negro. En Montevideo, en tanto, hay cuatro barrios "jardines", que comparten buena parte del modelo pero no son cercados.


"El encerramiento físico contribuye a la segregación, aunque no es el principal motivo", opina el director de Ordenamiento Territorial, Manuel Chabalgoity. El jerarca considera que los barrios privados tienden a separar y "separar se puede entender como segregar"."El crecimiento de los barrios cerrados podría ser interpretado como la disposición a refugiarse en espacios privados ante el reconocimiento de la incapacidad de las sociedades para controlar los lugares públicos", dice a Domingo el sociólogo Ruben Katzman, experto en segregación social.

Desde el urbanismo "no hay dos visiones porque no es la mejor forma de desarrollo de una ciudad, tiende a fragmentar y potenciar los problemas", dice el especialista inmobiliario Julio Villamide.

Adriana, quien de profesión es arquitecta, coincide, aunque aclara que "las torres que se están construyendo en avenida Rivera tenderán a segregar diez veces más" y otras zonas (no privadas) en las que el acceso es difícil "también son formas de segmentación social".

"Desde la izquierda se ha afirmado que los barrios privados son la anticiudad, y tienen razón. La mejor ciudad es la que existía hace unos 50 años cuando en un mismo barrio nos criamos ricos y pobres, compartiendo los mismos espacios y la misma escuela pública. Pero eso hoy ya no está más y la gente tiene derecho a buscar soluciones a problemáticas nuevas", señala Villamide.

La caminería interna, el saneamiento, la recolección de residuos, la red lumínica y las normas del barrio corren por cuenta de los vecinos. Las decisiones son tomadas en reuniones de copropietarios (similar a las existentes en edificios) y las resoluciones son por mayoría. Si asfaltar o no las calles, si colocar torres de luz bajas para que se puedan ver las estrellas o altas que brinden más luminosidad, han sido parte de los acalorados debates entre residentes. Casi siempre las asperezas que puede generar una larga discusión se liman con un asado en la casa de algún vecino, una de las formas de encuentro entre la comunidad. Los niños también unen.

Los fines de semana los pequeños se ven por las calles. Lo hacen en bicicleta o corriendo. Van a la casa de un amigo-vecino y luego de otro. Parece un mundo ideal para ellos y quizás esa sea la explicación de que 41,4% de quienes habitan en Lomas de La Tahona sean menores de 15 años, mientras que el promedio nacional es de 21,9%, según cifras preliminares del Censo 2011.

La realidad en la que pueden llegar a vivir esos chicos es uno de los miedos de los propios padres que residen en este tipo de comunidades. Adriana siempre tuvo claro que nunca pretendió ingresar "en una jaula donde todo pasa adentro y el niño no sabe cruzar una calle". En todo caso, "el riesgo de acostumbramiento que pueda tener un niño en un barrio privado es el mismo que un niño que pasa largas horas en un apartamento porque los padres tienen miedo de que salga a la calle", explica el psicólogo Jorge Larroca, investigador en área de hábitats y modos de vida urbana.

La educación que quieren brindarle los propios padres, y los momentos de interacción con el exterior del barrio, son las claves para que "el niño pueda percibir el mundo más allá de las fronteras de su casa", dice el psicólogo y señala que es un proceso similar a la integración de un inmigrante a la nueva cultura, "en donde se pone a prueba la capacidad de adaptación".

ILUSIÓN. La seguridad es una de los principales razones para radicarse en un barrio privado. Eso motivó a Fernando Buffa y su familia, cuando optaron por irse a vivir al country San Isidro. "Buscamos prioritariamente el factor tranquilidad y aquí encontramos un lugar bárbaro, que nos permite estar alejados pero al mismo tiempo a sólo dos kilómetros del centro de Mercedes", dice. Allí tienen "todos los atractivos para no tener que salir de la zona".

Katzman nombra otras razones por las que se eligen los barrios privados: conseguir más estatus y preferir estilos de vida que combinen espacios verdes con servicios de esparcimiento.

Pero todos estos argumentos no son más que una ilusión y "hay gente que compra ilusiones", sostiene Larroca.

Las distancias, en un país en el cual todo queda a la vuelta de la esquina, parece ser uno de los choques culturales más fuertes para quienes se mudan a un barrio privado. "Cuando uno vuelve de trabajar da pereza subirse al auto para hacer un mandado o ir al cine, que queda a varios minutos de viaje", cuenta Germán Villar, el tercer poblador de Altos de La Tahona, otro barrio privado ubicado sobre el Camino de Los Horneros en una zona que "se definió" para ese fin, informa el director de Planificación Territorial de Canelones, Andrés Ridao.

Por más que se deba abandonar al delivery y sustituirlo por la pizza congelada, la lejanía supone el desafío de llevar una vida "más ordenada", comenta Villar.

Durante el verano los centros deportivos son el lugar de encuentro de estos barrios y en invierno es la estufa a leña, en general con vista a paisajes donde prima el verde, con pequeños cursos de agua y canchas de golf.

ZONAS. Esta opción tiene su precio y lo demuestra la triplicación de los precios que han sufrido los terrenos. Aún así, "los valores de la tierra en Carrasco son más altos y es entendible porque los barrios privados están en desarrollo", indica Villamide.

Estas urbanizaciones (siete en Canelones) se localizan "en zonas de la ciudad donde el valor del terreno es relativamente bajo, lo que está provocando instancias inéditas de acercamiento espacial y de frecuencia de interacción entre miembros de clases medias y bajas", cuenta Katzman.

"La presencia de clases medias expande oportunidades laborales vinculadas a la provisión de servicios relacionados con el mundo doméstico; atrae al vecindario inversiones privadas en comercio y servicios que, a la vez que facilitan la vida de los vecinos, pueden operar como fuentes laborales para trabajadores locales", agrega el sociólogo. Y en la práctica se ve esa interacción. A la salida de La Tahona dos mujeres de unos 30 años están próximas a subirse a la camioneta que las conduce al Aeropuerto en donde se toman un ómnibus hasta llegar a su casa en Villa Aeroparque.

Las trabajadoras, quienes prefirieron no revelar su identidad, se muestran agradecidas con las oportunidades laborales que les ofrece el barrio privado, aunque afirman que en los últimos años la incorporación de empleadas peruanas y paraguayas "con cama" quitó espacio a las uruguayas.

El psicólogo Larroca duda de que se trate de un acercamiento cultural. "Quienes trabajan en los barrios privados pero no viven allí cumplen un servicio y pueden ser considerados como un peligro que contamine la cultura; son extranjeros que representan a otra cultura", dice.

El especialista utiliza un ejemplo: "Un cuidacoches de la calle Arocena (en Carrasco) me decía: `En el día está todo bien con la gente del barrio, en la noche nadie me reconoce`. La noche funciona como un momento de peligro, y a los que están afuera del sistema hay que excluirlos".

El alto porcentaje de extranjeros que deciden residir en barrios privados de Uruguay son otra característica de estos espacios, aún cuando gozan de mala prensa y están estigmatizados, dice Villamide. Prueba de ello es que ninguno de los futbolistas, legisladores y comunicadores famosos que habitan en centros de estas características aceptaron ser entrevistados.

Nicolás Añón, inversor en La Tahona, cuenta que 30% de los habitantes son extranjeros, en su mayoría argentinos. Muchos, como Adriana, llegan acostumbrados por vivir en barrios cerrados en sus países de origen, aún cuando en otros lugares el cerramiento sea mucho mayor: alambrados electrificados, murallas y cámaras.

"Otra explicación es que los uruguayos cuando hablamos con extranjeros los asustamos. Uruguay tiene el índice de criminalidad más bajo de toda América Latina, pero la percepción de inseguridad más alta de la región", señala Villamide.

Por último, los barrios privados están en muchos casos lejanos de las grandes urbes, pero cercanas a los lugares de trabajo de estos extranjeros, como el caso de Zonamérica en Canelones o UPM en Río Negro.

Es que existen proyectos de urbanización cerrados en varios departamentos, y las variables dependen de las ordenanzas municipales. En Montevideo no se acepta el cerramiento de las calles. En otros destinos la atracción principal es el turismo, como lo establece la vigente ley de Ordenamiento Territorial (ver recuadro aparte).

En Maldonado hay unos 20 emprendimientos, la mayor parte ubicados al Este del arroyo Maldonado. Se trata de barrios destinados a propietarios extranjeros de alto poder adquisitivo que llegan durante el verano y de forma esporádica en el resto del año.

El "club de campo" (como se le dice en el departamento) más top es el desarrollo JHS Las Piedras Fasano, en la zona del cerro Eguzquiza, entre La Barra y San Carlos. Consta de un predio de 490 hectáreas que incluye una propuesta hotelera y gastronómica de lujo y lotes de cinco mil metros cuadrados que se cotizan a más de US$ 200 el metro cuadrado. Los gastos comunes en los clubes de campo van desde los US$ 100 a los U$S 300 mensuales, dependiendo el importe total de las amenidades que ofrezcan a los copropietarios.

En Rocha hay otra decena de proyectos, con 90% de terrenos sin construcciones.

El crecimiento es constante y los barrios privados siguen siendo una opción de vida para miles de uruguayos quienes, por opción, deciden estar separados. Producción: P. Mango en Canelones, M. Gallardo en Maldonado, D. Rojas en Soriano y Río Negro y E. González en Rocha .
Ley prohíbe construcción de barrios privados residenciales

"En 2001 la ley 17.292 habilitaba la construcción de lo que algunos llaman barrios privados", dice el director de Ordenamiento Territorial, Manuel Chabalgoity. El régimen permitía la conformación de estas zonas de urbanización tanto para sectores rurales, suburbanos y urbanos de forma de propiedad horizontal (al igual que un edificio). La aprobación de estos proyectos de cerramiento quedaba sujeta a las ordenanzas municipales.

En 2008, la ley 18.308 eliminó la posibilidad de hacer establecimientos residenciales en zonas rurales y acotó la construcción en áreas urbanas y suburbanas. Como las leyes no son retroactivas, la nueva legislación no influyó a aquellos proyectos que ya habían sido aprobados.

Finalmente, la ley 18.367 (también de 2008) estableció en su artículo 1°: "En los suelos de categoría urbana, el área comprendida entre los componentes de la trama de la circulación pública, no podrá superar un máximo de diez mil metros cuadrados en las actuaciones residenciales.

En los suelos de categoría suburbana, definida en la ley Nº 18.308, de 18 de junio de 2008, cuando las directrices departamentales, planes locales, planes parciales o programas de actuación integrada elaborados en aplicación de la misma (artículos 16, 17, 19, 20 y 21) así lo establezcan, se podrán admitir superficies mayores para las áreas comprendidas entre los componentes de la trama de la circulación pública, en función de la estructura territorial adoptada y del uso turístico como destino principal".

Por este último motivo varios emprendimientos utilizan establecimientos destinados al turismo como ser bodegas, clubes deportivos y casas de veraneo.

La normativa agrega que se debe asegurar "la continuidad de la trama de la circulación pública y la libre accesibilidad a los espacios públicos actuales y a aquellos que se creen simultáneamente con el acto de aprobación del fraccionamiento en propiedad horizontal".

La ley que regula el establecimiento de estas formas de urbanización "tiene el espíritu de promover la integración social en el territorio, no generar guetos de ningún tipo ni zonas cerradas", dice Chabalgoity.

Y concluye: "Los barrios privados no condicen con la ley de Ordenamiento Territorial, porque lo físico también separa; aún cuando no sea la única causa".
No todo brilla bajo el sol

Si bien los barrios privados apuntan a dar mayor confort y seguridad a sus propietarios, algunos de ellos no han podido escapar a los robos. Simon Fuller, el creador de American Idol, propietario de una mansión de lujo en el club de campo Villa Lobos (Maldonado), sufrió el hurto de joyas y dinero en efectivo por un monto superior a los cien mil dólares en 2010, que tuvo repercusión internacional. Otro impacto negativo en el desarrollo de este tipo de emprendimientos son las trabas que impuso el gobierno argentino para el envío de divisas al exterior. Esto comenzó a notarse a fines del año pasado y se agudizó en el presente a partir del endurecimiento de las medidas cambiarias, dispuestas un mes atrás por el gobierno de Cristina Fernández. Las complicaciones llegan incluso al pago de las cuotas pactadas entre los desarrollistas y los promitentes compradores.
Estigma y mala prensa

Presentadores de televisión, políticos, deportistas de elite e investigadores, son algunos de los habitantes de los barrios privados. Los famosos prefieren no aparecer en la prensa diciendo dónde viven y la mayoría de los pobladores se niega a salir en fotografías públicas, lo que demuestra una actitud defensiva ante "malas experiencias" que, dicen, han tenido con los medios. Otros, figuran con total normalidad y se sienten orgullosos de su comunidad, como en cualquier barrio.

LAS CIFRAS
798

Personas habitan en Lomas de La Tahona, el barrio privado más grande del país. Los residentes se distribuyen en 209 viviendas, según datos preliminares del Censo 2011.
41,4%

Proporción de los habitantes de Lomas de La Tahona menor de 15 años. La cifra supera al promedio nacional (21,9%), según datos preliminares del Censo.
1902

Fue el año en que el urbanista británico Ebenezer Howard diseñó el modelo de ciudad jardín, privilegiando la naturaleza. Fue el antecedente de los barrios privados.
US$ 150

Valor mínimo por metro cuadrado de la tierra en barrios privados ubicados en Maldonado. El precio trepa hasta los 300 dólares, siendo los más caros del país.

Fuente: El Pais

Link: http://elpaisweb2.elpais.com.uy/suplemento/ds/separados-por-opcion/sds_646485_120617.html

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