domingo, 3 de enero de 2016

Cuál es el futuro del patrimonio de la Ciudad: el caso de la Galería Güemes

Cumplió 100 años con todo su esplendor sumergida en un proceso de reconversión y de nuevas ofertas culturales y comerciales. Un caso de éxito donde la gestión supo encontar el equilibrio respetando el valor del patrimonio.


El 15 de septiembre de 1915 se inauguraba la Galería Güemes, el primer rascacielos de Buenos Aires con 14 pisos y 87 metros de altura. Para celebrar sus primeros 100 años, ayer se descubrió una placa conmemorativa por iniciativa de la Legislatura porteña, que será colocada en su fachada de Florida 165.

El edificio llega espléndido a este aniversario, con las fachadas restauradas, el mirador habilitado para disfrutar Buenos Aires en 360° y el pasaje que une Florida y San Martín con las dos cúpulas de hierro y vidrio recuperadas y bóveda de cañón con sus frescos originales.

Las gestiones para mantener un atractivo comercial en el edificio y a la vez preservar su calidad patrimonial son arduas. En este caso, el esfuerzo está rindiendo sus frutos. “La propietaria de la Galería Güemes es una sociedad anónima, lo que es una ventaja respecto a otros casos como el del Palacio Barolo porque un directorio toma las decisiones con mayor celeridad”, explica Humberto Magistrelli, gerente general de la galería desde hace 7 años.

“Durante muchos años, se lo trató solamente como un edificio viejo”, se lamenta Magistrelli en relación a las desatinadas intervenciones que afectaron el esplendor de la Galería. En particular el haber cubierto con cemento y un falso cielo raso las dos cúpulas de hierro y vidrio que permitían el ingreso de luz natural al pasaje, a fines de los años 20. “Ahora hemos podido recuperar sus vidrios, bronces, cobres, el brillo natural del mármol, los elementos de hierro que estaban maltratados y fueron rehechos por artesanos. Nos sentimos los guardianes de la galería y somos afortunados porque nos tocó vivir la etapa de renovación y los 100 años”, cuenta emocionado y orgulloso Magitrelli.

Hace diez años, la sociedad anónima inició un proceso de restauración del edificio, donde la intervención más profunda incluyó la recuperación de las cúpulas vidriadas. Para llegar con el esplendor intacto a este aniversario fue necesario que la propietaria aportara los fondos para las obras: “La sociedad anónima resigna parte de los beneficios para encarar las reformas y el Gobierno de la Ciudad brindó un subsidio para restaurar parte de la fachada de la calle San Martín”, cuenta el gerente.

Actualmente, los 45 locales del pasaje son el sostén económico para la empresa. Según Magistrelli, desde hace dos años viene cayendo la ocupación de las oficinas, que ahora está en un 65 %. “Hay un cambio de perfil de los inquilinos y un desplazamiento comercial desde el centro a otras zonas”, justifica. Tradicionalmente, las 350 unidades de 25 m2 eran ocupadas por rematadores, compañías navieras, abogados y escribanos. Ahora, esos espacios son demandados para servicios que requieren los oficinistas, liderados por los centros de estética femenina y clases de pilates o yoga. En ese sentido, las plantas tipo de unas 25 oficinas por piso, tienen un diseño versátil que le permite configurar espacios desde 8 m2 a 1.140 m2.

Para garantizar la salud comercial del edificio, los propietarios están evaluando incluir espacios de alquiler temporario de oficinas y showrooms para empresas. Además, la galería en breve sumará otro atractivo: “El departamento del 6to. piso que ocupó el aviador Saint Exupéry ha sido restaurado en su arquitectura, aunque no tenemos el mobiliario original. Esperamos poder contar con el apoyo de la embajada de Francia para equiparlo y la idea es que ellos lo puedan usar para eventos”, adelanta Magistrelli.

La gran creación de Gianotti

Los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero encargaron el proyecto al joven arquitecto italiano Francisco Gianotti (el mismo que después diseñaría la Confitería del Molino). Ellos eran los dueños de una casona de 1830 ubicada sobre la actual Florida. Y el propio Gianotti gestionó un convenio con el Banco Supervielle, dueño del terreno que daba sobre San Martín, para que se sumara al proyecto. De esta forma, se pudo concretar la idea de de construir un edificio-pasaje para conectar ambas calles a través de una galería de 116 metros, a la manera de las grandes galerías europeas.

La construcción empezó en 1913 y, a pesar de algunos contratiempos, se inauguró 33 meses después, el 15 de diciembre de 1915. A la ceremonia asistieron el presidente Victorino de la Plaza y descendientes del caudillo salteño Martín Miguel de Güemes. Durante dos años la Galería Güemes fue el edificio más alto de Buenos Aires. La destronó el Palacio Barolo en 1917, con sus 89 metros sobre la avenida de Mayo.

El edificio de Gianotti fue innovador para la época en sus adelantos tecnológicos y también en su variado programa funcional: en la nave central de la galería, locales comerciales y gastronómicos; entre el 1° y el 5° piso se abrieron oficinas y, a partir del 6°, había departamentos amueblados para rentar en forma temporaria. En el piso 14 estaba la confitería y más arriba el mirador, que actualmente está abierto al público y sigue ofreciendo espectaculares vistas en 360 grados de la Ciudad.

Fuente: Clarín 

Link: http://arq.clarin.com/patrimonio/galeria_Guemes-aniversario-florida_0_1486651563.html

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domingo, 3 de enero de 2016

Cuál es el futuro del patrimonio de la Ciudad: el caso de la Galería Güemes

Cumplió 100 años con todo su esplendor sumergida en un proceso de reconversión y de nuevas ofertas culturales y comerciales. Un caso de éxito donde la gestión supo encontar el equilibrio respetando el valor del patrimonio.


El 15 de septiembre de 1915 se inauguraba la Galería Güemes, el primer rascacielos de Buenos Aires con 14 pisos y 87 metros de altura. Para celebrar sus primeros 100 años, ayer se descubrió una placa conmemorativa por iniciativa de la Legislatura porteña, que será colocada en su fachada de Florida 165.

El edificio llega espléndido a este aniversario, con las fachadas restauradas, el mirador habilitado para disfrutar Buenos Aires en 360° y el pasaje que une Florida y San Martín con las dos cúpulas de hierro y vidrio recuperadas y bóveda de cañón con sus frescos originales.

Las gestiones para mantener un atractivo comercial en el edificio y a la vez preservar su calidad patrimonial son arduas. En este caso, el esfuerzo está rindiendo sus frutos. “La propietaria de la Galería Güemes es una sociedad anónima, lo que es una ventaja respecto a otros casos como el del Palacio Barolo porque un directorio toma las decisiones con mayor celeridad”, explica Humberto Magistrelli, gerente general de la galería desde hace 7 años.

“Durante muchos años, se lo trató solamente como un edificio viejo”, se lamenta Magistrelli en relación a las desatinadas intervenciones que afectaron el esplendor de la Galería. En particular el haber cubierto con cemento y un falso cielo raso las dos cúpulas de hierro y vidrio que permitían el ingreso de luz natural al pasaje, a fines de los años 20. “Ahora hemos podido recuperar sus vidrios, bronces, cobres, el brillo natural del mármol, los elementos de hierro que estaban maltratados y fueron rehechos por artesanos. Nos sentimos los guardianes de la galería y somos afortunados porque nos tocó vivir la etapa de renovación y los 100 años”, cuenta emocionado y orgulloso Magitrelli.

Hace diez años, la sociedad anónima inició un proceso de restauración del edificio, donde la intervención más profunda incluyó la recuperación de las cúpulas vidriadas. Para llegar con el esplendor intacto a este aniversario fue necesario que la propietaria aportara los fondos para las obras: “La sociedad anónima resigna parte de los beneficios para encarar las reformas y el Gobierno de la Ciudad brindó un subsidio para restaurar parte de la fachada de la calle San Martín”, cuenta el gerente.

Actualmente, los 45 locales del pasaje son el sostén económico para la empresa. Según Magistrelli, desde hace dos años viene cayendo la ocupación de las oficinas, que ahora está en un 65 %. “Hay un cambio de perfil de los inquilinos y un desplazamiento comercial desde el centro a otras zonas”, justifica. Tradicionalmente, las 350 unidades de 25 m2 eran ocupadas por rematadores, compañías navieras, abogados y escribanos. Ahora, esos espacios son demandados para servicios que requieren los oficinistas, liderados por los centros de estética femenina y clases de pilates o yoga. En ese sentido, las plantas tipo de unas 25 oficinas por piso, tienen un diseño versátil que le permite configurar espacios desde 8 m2 a 1.140 m2.

Para garantizar la salud comercial del edificio, los propietarios están evaluando incluir espacios de alquiler temporario de oficinas y showrooms para empresas. Además, la galería en breve sumará otro atractivo: “El departamento del 6to. piso que ocupó el aviador Saint Exupéry ha sido restaurado en su arquitectura, aunque no tenemos el mobiliario original. Esperamos poder contar con el apoyo de la embajada de Francia para equiparlo y la idea es que ellos lo puedan usar para eventos”, adelanta Magistrelli.

La gran creación de Gianotti

Los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero encargaron el proyecto al joven arquitecto italiano Francisco Gianotti (el mismo que después diseñaría la Confitería del Molino). Ellos eran los dueños de una casona de 1830 ubicada sobre la actual Florida. Y el propio Gianotti gestionó un convenio con el Banco Supervielle, dueño del terreno que daba sobre San Martín, para que se sumara al proyecto. De esta forma, se pudo concretar la idea de de construir un edificio-pasaje para conectar ambas calles a través de una galería de 116 metros, a la manera de las grandes galerías europeas.

La construcción empezó en 1913 y, a pesar de algunos contratiempos, se inauguró 33 meses después, el 15 de diciembre de 1915. A la ceremonia asistieron el presidente Victorino de la Plaza y descendientes del caudillo salteño Martín Miguel de Güemes. Durante dos años la Galería Güemes fue el edificio más alto de Buenos Aires. La destronó el Palacio Barolo en 1917, con sus 89 metros sobre la avenida de Mayo.

El edificio de Gianotti fue innovador para la época en sus adelantos tecnológicos y también en su variado programa funcional: en la nave central de la galería, locales comerciales y gastronómicos; entre el 1° y el 5° piso se abrieron oficinas y, a partir del 6°, había departamentos amueblados para rentar en forma temporaria. En el piso 14 estaba la confitería y más arriba el mirador, que actualmente está abierto al público y sigue ofreciendo espectaculares vistas en 360 grados de la Ciudad.

Fuente: Clarín 

Link: http://arq.clarin.com/patrimonio/galeria_Guemes-aniversario-florida_0_1486651563.html

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