Es tiempo de las obras de servicio
Justo Solsona
Socio del estudio M/SG/S/S/S, ganador del Ranking de Excelencia Profesional ARQ 2015
Creo que en los próximos tiempos habrá trabajo en la construcción, posiblemente no sea la vivienda, la protagonista inmediata; y sí lo sean las obras de servicio, cloacas, agua, gas, caminos, etcétera. Esto habilitará nuevas tierras para poder construir, y también hará posible el mejoramiento de los barrios sin servicios. Sin servicios no es posible pensar en vivienda, no es serio.
Seguramente el Estado seguirá afrontando los compromisos del plan Pro. Cre. Ar, o deberá proponer otras soluciones para hacer posible la vivienda media y popular. ¿Tendremos los arquitectos una solución lógica para la vivienda económica?
Pienso en la ciudad y sus barrios, donde la actividad privada continuará buscando tierras para desarrollar proyectos particulares del mercado, en los cuales los arquitectos participamos como proyectistas, directores de obra, administradores, gerenciadores...La ciudad seguirá creciendo y, como siempre, será responsabilidad de los arquitectos el diseño de su paisaje construido.
Será el Estado quien deberá movilizar las obras públicas de carácter social; habrá concursos y, por supuesto, obras. Sus temas serán claves de la arquitectura moderna: los edificios para la salud, para el esparcimiento, para la cultura.La ciudad se hace con un basamento de actividades públicas, un fuste de viviendas, oficinas y el cielo.
Los actores, por encima del es escenario
Nicolás Campodonico
ocente de la Fac. de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario.
Puesto a pensar sobre los cambios, y los posibles nuevos escenarios (más o menos favorables para nuestra disciplina), y luego de un gran esfuerzo, puedo afirmar que no tengo ni idea de qué pasará. Es que soy arquitecto y no adivino, que es lo que debería ser para poder saber qué es lo que nos depara el futuro en nuestro particular país.
Sin embargo, pensar en esto me llevó hacia algunas reflexiones. Una de ellas, que el “cambio” en los escenarios es algo que ocurre permanentemente, todo está cambiando, mutando. Para los arquitectos, esta idea es particularmente gravitante, ya que más allá de las condiciones económicas, sociales, y de recursos, cada nuevo proyecto es en sí mismo un desafío por entender e interpretar un nuevo escenario, un nuevo lugar, un nuevo programa y nuevos usuarios para nuestras futuras obras. Adaptarnos y dar respuestas sobre esto es una parte fundamental de nuestro trabajo.
También pensé qué significa un “escenario favorable” para la arquitectura. Suponer una fuerte reactivación del sector de la construcción es lo que usualmente asociaríamos con favorable… Sin embargo, no siempre es así, fundamentalmente porque los tiempos de los negocios de la construcción suelen ser distintos a los de la arquitectura. No deja de sorprenderme descubrir que mucha de la mejor arquitectura ha sido concebida en condiciones adversas. Es el caso de la arquitectura española de posguerra, para mí de lo mejor del siglo XX, hecha con casi nada en términos de recursos, pero con tiempo y profundidad en sus reflexiones.
Finalmente, los escenarios no hacen a los actores; son estos quienes están por encima, y al igual que con los recursos, lo importante no es cuánto tenemos, o cuán favorables son las circunstancias; lo importante es qué hacemos con lo que tenemos.
Transformar el idealismo en acciones
Seguramente el Estado seguirá afrontando los compromisos del plan Pro. Cre. Ar, o deberá proponer otras soluciones para hacer posible la vivienda media y popular. ¿Tendremos los arquitectos una solución lógica para la vivienda económica?
Pienso en la ciudad y sus barrios, donde la actividad privada continuará buscando tierras para desarrollar proyectos particulares del mercado, en los cuales los arquitectos participamos como proyectistas, directores de obra, administradores, gerenciadores...La ciudad seguirá creciendo y, como siempre, será responsabilidad de los arquitectos el diseño de su paisaje construido.
Será el Estado quien deberá movilizar las obras públicas de carácter social; habrá concursos y, por supuesto, obras. Sus temas serán claves de la arquitectura moderna: los edificios para la salud, para el esparcimiento, para la cultura.La ciudad se hace con un basamento de actividades públicas, un fuste de viviendas, oficinas y el cielo.
Los actores, por encima del es escenario
Nicolás Campodonico
ocente de la Fac. de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario.
Puesto a pensar sobre los cambios, y los posibles nuevos escenarios (más o menos favorables para nuestra disciplina), y luego de un gran esfuerzo, puedo afirmar que no tengo ni idea de qué pasará. Es que soy arquitecto y no adivino, que es lo que debería ser para poder saber qué es lo que nos depara el futuro en nuestro particular país.
Sin embargo, pensar en esto me llevó hacia algunas reflexiones. Una de ellas, que el “cambio” en los escenarios es algo que ocurre permanentemente, todo está cambiando, mutando. Para los arquitectos, esta idea es particularmente gravitante, ya que más allá de las condiciones económicas, sociales, y de recursos, cada nuevo proyecto es en sí mismo un desafío por entender e interpretar un nuevo escenario, un nuevo lugar, un nuevo programa y nuevos usuarios para nuestras futuras obras. Adaptarnos y dar respuestas sobre esto es una parte fundamental de nuestro trabajo.
También pensé qué significa un “escenario favorable” para la arquitectura. Suponer una fuerte reactivación del sector de la construcción es lo que usualmente asociaríamos con favorable… Sin embargo, no siempre es así, fundamentalmente porque los tiempos de los negocios de la construcción suelen ser distintos a los de la arquitectura. No deja de sorprenderme descubrir que mucha de la mejor arquitectura ha sido concebida en condiciones adversas. Es el caso de la arquitectura española de posguerra, para mí de lo mejor del siglo XX, hecha con casi nada en términos de recursos, pero con tiempo y profundidad en sus reflexiones.
Finalmente, los escenarios no hacen a los actores; son estos quienes están por encima, y al igual que con los recursos, lo importante no es cuánto tenemos, o cuán favorables son las circunstancias; lo importante es qué hacemos con lo que tenemos.
Transformar el idealismo en acciones
Nicolas Balzarini
Miembro de uno de los equipos ganadores del Concurso Clarín-SCA para estudiantes.
Soy idealista y creo que desde nuestra profesión, tal como dijo Roberto Frangella en la devolución del concurso Clarín-SCA para estudiantes, se puede contribuir a un “orden de justicia que hace bien a todos por igual”. Creo que la arquitectura debe estar al servicio de toda la sociedad. Me gustaría, en el futuro, poder dedicar mi profesión a contribuir a la equidad social y cultural; quiero trabajar sobre estas problemáticas sociales.
Nuestro trabajo premiado (junto con Fabrizio Pugliese /Federico Guarino) fue un primer acercamiento a entender y proponer una solución a la problemática habitacional, cultural y social que detectamos en la Villa La Cava. Sabemos que es complejo y que se debe abordar desde varias perspectivas más allá de la arquitectura, trabajando en conjunto, en forma colectiva e interdisciplinaria.
Para esto necesitamos, además, un gran compromiso institucional por parte de las universidades públicas de arquitectura del país y de los alumnos que se forman en ellas. Muchas veces éstas temáticas sociales no se debaten lo suficiente. Las universidades deberían poder producir herramientas y soluciones para estas problemáticas; deben funcionar complementándose con las instituciones del Estado.
Desde mi experiencia universitaria, suelo pensar que muchas veces nos encontramos trabajando sobre contenidos sociales complejos; y que lamentablemente muchas horas de trabajo, de desarrollo intelectual y práctico, quedan reducidas a unas láminas y una maqueta que algunos meses después sepultamos en la basura. Por eso, debemos sacarle el polvo a las maquetas, láminas y transformar el idealismo en construcción, en acción, en búsqueda de una arquitectura al servicio de la comunidad.
Miembro de uno de los equipos ganadores del Concurso Clarín-SCA para estudiantes.
Soy idealista y creo que desde nuestra profesión, tal como dijo Roberto Frangella en la devolución del concurso Clarín-SCA para estudiantes, se puede contribuir a un “orden de justicia que hace bien a todos por igual”. Creo que la arquitectura debe estar al servicio de toda la sociedad. Me gustaría, en el futuro, poder dedicar mi profesión a contribuir a la equidad social y cultural; quiero trabajar sobre estas problemáticas sociales.
Nuestro trabajo premiado (junto con Fabrizio Pugliese /Federico Guarino) fue un primer acercamiento a entender y proponer una solución a la problemática habitacional, cultural y social que detectamos en la Villa La Cava. Sabemos que es complejo y que se debe abordar desde varias perspectivas más allá de la arquitectura, trabajando en conjunto, en forma colectiva e interdisciplinaria.
Para esto necesitamos, además, un gran compromiso institucional por parte de las universidades públicas de arquitectura del país y de los alumnos que se forman en ellas. Muchas veces éstas temáticas sociales no se debaten lo suficiente. Las universidades deberían poder producir herramientas y soluciones para estas problemáticas; deben funcionar complementándose con las instituciones del Estado.
Desde mi experiencia universitaria, suelo pensar que muchas veces nos encontramos trabajando sobre contenidos sociales complejos; y que lamentablemente muchas horas de trabajo, de desarrollo intelectual y práctico, quedan reducidas a unas láminas y una maqueta que algunos meses después sepultamos en la basura. Por eso, debemos sacarle el polvo a las maquetas, láminas y transformar el idealismo en construcción, en acción, en búsqueda de una arquitectura al servicio de la comunidad.
Fuente: Clarín
Link: http://arq.clarin.com/arquitectura/abre-nuevo-ciclo-arquitectura_0_1490251467.html
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