Benjamin Franklin jamás imaginó que, a 223 años de su muerte, quedaría consagrado en el objeto más deseado por los habitantes de la República Argentina. Y en plena furia del blue, el afán por hacerse de los billetes que llevan el retrato de uno de los padres fundadores de los Estados Unidos llegó al punto que los dueños de departamentos usados hoy son capaces de bajar el precio hasta en un 25%.
Damián Tabakman, presidente de la Asociación Argentina de Profesores y Consultores de Real Estate, lo confirma: Los más caros resisten mejor. Los otros tienden a pesificarse más naturalmente y la caida es más fuerte. Bajan la mercadería de menor calidad porque el que necesita vender tiene menos resto.
A su entender, con estos niveles de precios de dólar blue, cada vez se abarata más el costo de obra, lo cual permite que los desarrollistas salgan en pozo con precios más competitivos: Ya hay varios ejemplos en la calle. Esa situación terminará acelerando la caída del usado. En efecto, si se puede acceder en Barrio Norte a algo nuevo por debajo de los u$s 2.000 el metro, a entregar en 18 meses, ¿por qué alguien se compraría un usado, viejo y mal mantenido en u$s 2.800, que es lo que estaban pidiendo hasta ahora?, se pregunta Tabakman.