domingo, 21 de abril de 2013

Construcción: entre el parate y la concentración

El cepo cambiario y la suba de costos frenó la actividad. “Sólo las grandes constructoras lograron adaptarse”, dicen los expertos.


La incertidumbre económica y la pesificación de las transacciones frenó la actividad, un parate que se tradujo en achicamiento del mercado y una mayor concentración. Básicamente, empresarios y analistas coinciden en que sólo las grandes desarrolladoras, con espaldas financieras, lograron adaptarse a las dificultades y sobrevivir en este escenario. El ladrillo, de todos modos, constituye hoy una de las pocas opciones para canalizar excedentes en pesos de empresas, impedidas de transformar en dólares sus utilidades.

La construcción muestra así sus dos caras. La venta de propiedades nuevas, de algún modo, se mantiene a flote. Las inmobiliarias y la venta de usados, en cambio, es el segmento más perjudicado. Y también las constructoras más chicas, muchas de las cuales se ven imposibilitadas de iniciar una obra ya que deben afrontar el alza del precio de los terrenos, un costo que representa entre el 25 y el 30% del total de un emprendimiento. “Frente a esto, el pequeño desarrollista no tiene muchas alternativas ni tampoco espaldas financieras”, resume Soledad Pérez Duhalde, analista de la consultora abeceb.

El panorama, de acuerdo con un estudio de esa consultora, es muy complicado. En 2012, la industria cayó un 3,2%. “El segmento de edificios para viviendas (el de mayor peso en el sector) cerró con una baja del 2,4%, una caída peor que la registrada durante la crisis de 2009”, dice el estudio. En ese año tan malo la industria logró crecer un 2,4%. Las proyecciones para 2013 también son sombrías: en enero, el índice de la construcción volvió a caer 1,9%.

El dilema hoy es adecuarse a la pesificación impuesta desde el Gobierno, con la dificultad que representa operar en un mercado dolarizado. Entre los principales grupos desarrolladores, la idea que prevalece es aumentar la escala de las construcciones para compensar la pérdida de rentabilidad que ocasiona el actual contexto económico. “Antes de las restricciones cambiarias, teníamos emprendimientos atomizados de 20.000 m2 promedio. Hoy, los que proyectamos oscilan entre los 30.000 y 65.000 metros cuadrados”, dijo a iEco Gonzalo Monarca, titular del grupo que lleva su apellido.

Entre las preocupaciones, Monarca enumera en primer lugar a la inflación. “Lo más preocupante –añade– es el aumento del costo de la mano de obra. Igual, no nos está yendo mal en cuanto a ventas, lo que se achica son los márgenes”, graficó el empresario.

“La situación actual es un retrato y la construcción se va adecuando”, completa Marcelo Zalcwas, presidente de P&S Constructora. Al analizar el sector, Zalcwas describe que los costos de la construcción continúan en ascenso y el valor de los terrenos, en el mejor de los casos, no suben, por lo que su incidencia en la obra final se redujo poco. “Están pasando cosas raras, porque por otro lado, el ladrillo se posiciona como una reserva de valor y una vía para canalizar el exceso de pesos. Así y todo, hay una contracción del mercado y hoy construye el que puede”, finalizó.

El achicamiento generalizado del mercado se observa también en otro estudio, en este caso, elaborado por IES (Investigaciones Económicas Sectoriales). Casi todos los segmentos descendieron, en especial las obras públicas. “La construcción de viviendas, un 2,4%; edificios para otros usos, un 4,6%; obras viales, un 6,5%; y obras de infraestructura, un 7,3%. La suba del 9,9% de las construcciones petroleras es la única excepción. “Las perspectivas para 2013 configuran un panorama estable o moderadamente contractivo, aun cuando se recupere modestamente la economía”, pronostica IES.

El futuro de la industria podría analizarse en dos partes: la obra pública (más si se tiene en cuenta que 2013 es un año electoral) y la obra privada. Según cree Alberto Fernández Prieto, presidente de la desarrolladora Fernández Prieto & Asociados, “la construcción fondeada con dineros públicos repuntará gracias a iniciativas como el plan Procrear”, que impulsa el ANSeS. La privada, en cambio, depende en gran medida de los fondos aportados por las constructoras y la preventa para iniciar las obras.

Obras más grandes para compensar la pérdida de rentabilidad por la suba de costos es una de las estrategias elegidas. Otra opción es extender los plazos de obra y la cantidad de cuotas. “El inversor esta ávido porque dispone de pesos y los emprendimientos que están arrancando tienen una muy buena respuesta”, dice Guido Wainstein, director de la desarrolladora Qualis. El empresario, en sintonía con otras fuentes, sostiene que surgieron nuevos inversores en el sector. “Es un público diferente, que no es el tradicional”, explica Wainstein, aludiendo al público que posee excedentes en pesos.

A esa demanda se suman las inversiones corporativas, es decir, empresas locales e internacionales que, impedidas de transformar sus utilidades en dólares, compran o alquilan propiedades para capitalizarse (ver Oficinas, locales y otras alternativas ) En este sentido, Carlos Molinari, presidente de Real Estate Investment, una administradora de fideicomisos, dice que se trata de “un inversor más sofisticado, que observa con mucho detenimiento la rentabilidad de la propiedad”.

Esos movimientos son mucho más perceptibles en los principales corredores comerciales de la Capital, asegura Mario Zuliani, de la consultora Colliers, donde varias multinacionales coparon locales ubicados en esquinas clave de la Ciudad, como por ejemplo McDonald´s (Callao y Santa Fe), el Citibank (Callao y Corrientes) y Tarjeta Naranja (Florida).

“Las desarrolladoras entendieron que el negocio está en el volumen y, por otra parte, hay otro factor que alienta esto: la abundancia de pesos”, finaliza Molinari.

Fuente: IECO Clarin

Link: http://www.ieco.clarin.com/economia/titulo_0_901110112.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

domingo, 21 de abril de 2013

Construcción: entre el parate y la concentración

El cepo cambiario y la suba de costos frenó la actividad. “Sólo las grandes constructoras lograron adaptarse”, dicen los expertos.


La incertidumbre económica y la pesificación de las transacciones frenó la actividad, un parate que se tradujo en achicamiento del mercado y una mayor concentración. Básicamente, empresarios y analistas coinciden en que sólo las grandes desarrolladoras, con espaldas financieras, lograron adaptarse a las dificultades y sobrevivir en este escenario. El ladrillo, de todos modos, constituye hoy una de las pocas opciones para canalizar excedentes en pesos de empresas, impedidas de transformar en dólares sus utilidades.

La construcción muestra así sus dos caras. La venta de propiedades nuevas, de algún modo, se mantiene a flote. Las inmobiliarias y la venta de usados, en cambio, es el segmento más perjudicado. Y también las constructoras más chicas, muchas de las cuales se ven imposibilitadas de iniciar una obra ya que deben afrontar el alza del precio de los terrenos, un costo que representa entre el 25 y el 30% del total de un emprendimiento. “Frente a esto, el pequeño desarrollista no tiene muchas alternativas ni tampoco espaldas financieras”, resume Soledad Pérez Duhalde, analista de la consultora abeceb.

El panorama, de acuerdo con un estudio de esa consultora, es muy complicado. En 2012, la industria cayó un 3,2%. “El segmento de edificios para viviendas (el de mayor peso en el sector) cerró con una baja del 2,4%, una caída peor que la registrada durante la crisis de 2009”, dice el estudio. En ese año tan malo la industria logró crecer un 2,4%. Las proyecciones para 2013 también son sombrías: en enero, el índice de la construcción volvió a caer 1,9%.

El dilema hoy es adecuarse a la pesificación impuesta desde el Gobierno, con la dificultad que representa operar en un mercado dolarizado. Entre los principales grupos desarrolladores, la idea que prevalece es aumentar la escala de las construcciones para compensar la pérdida de rentabilidad que ocasiona el actual contexto económico. “Antes de las restricciones cambiarias, teníamos emprendimientos atomizados de 20.000 m2 promedio. Hoy, los que proyectamos oscilan entre los 30.000 y 65.000 metros cuadrados”, dijo a iEco Gonzalo Monarca, titular del grupo que lleva su apellido.

Entre las preocupaciones, Monarca enumera en primer lugar a la inflación. “Lo más preocupante –añade– es el aumento del costo de la mano de obra. Igual, no nos está yendo mal en cuanto a ventas, lo que se achica son los márgenes”, graficó el empresario.

“La situación actual es un retrato y la construcción se va adecuando”, completa Marcelo Zalcwas, presidente de P&S Constructora. Al analizar el sector, Zalcwas describe que los costos de la construcción continúan en ascenso y el valor de los terrenos, en el mejor de los casos, no suben, por lo que su incidencia en la obra final se redujo poco. “Están pasando cosas raras, porque por otro lado, el ladrillo se posiciona como una reserva de valor y una vía para canalizar el exceso de pesos. Así y todo, hay una contracción del mercado y hoy construye el que puede”, finalizó.

El achicamiento generalizado del mercado se observa también en otro estudio, en este caso, elaborado por IES (Investigaciones Económicas Sectoriales). Casi todos los segmentos descendieron, en especial las obras públicas. “La construcción de viviendas, un 2,4%; edificios para otros usos, un 4,6%; obras viales, un 6,5%; y obras de infraestructura, un 7,3%. La suba del 9,9% de las construcciones petroleras es la única excepción. “Las perspectivas para 2013 configuran un panorama estable o moderadamente contractivo, aun cuando se recupere modestamente la economía”, pronostica IES.

El futuro de la industria podría analizarse en dos partes: la obra pública (más si se tiene en cuenta que 2013 es un año electoral) y la obra privada. Según cree Alberto Fernández Prieto, presidente de la desarrolladora Fernández Prieto & Asociados, “la construcción fondeada con dineros públicos repuntará gracias a iniciativas como el plan Procrear”, que impulsa el ANSeS. La privada, en cambio, depende en gran medida de los fondos aportados por las constructoras y la preventa para iniciar las obras.

Obras más grandes para compensar la pérdida de rentabilidad por la suba de costos es una de las estrategias elegidas. Otra opción es extender los plazos de obra y la cantidad de cuotas. “El inversor esta ávido porque dispone de pesos y los emprendimientos que están arrancando tienen una muy buena respuesta”, dice Guido Wainstein, director de la desarrolladora Qualis. El empresario, en sintonía con otras fuentes, sostiene que surgieron nuevos inversores en el sector. “Es un público diferente, que no es el tradicional”, explica Wainstein, aludiendo al público que posee excedentes en pesos.

A esa demanda se suman las inversiones corporativas, es decir, empresas locales e internacionales que, impedidas de transformar sus utilidades en dólares, compran o alquilan propiedades para capitalizarse (ver Oficinas, locales y otras alternativas ) En este sentido, Carlos Molinari, presidente de Real Estate Investment, una administradora de fideicomisos, dice que se trata de “un inversor más sofisticado, que observa con mucho detenimiento la rentabilidad de la propiedad”.

Esos movimientos son mucho más perceptibles en los principales corredores comerciales de la Capital, asegura Mario Zuliani, de la consultora Colliers, donde varias multinacionales coparon locales ubicados en esquinas clave de la Ciudad, como por ejemplo McDonald´s (Callao y Santa Fe), el Citibank (Callao y Corrientes) y Tarjeta Naranja (Florida).

“Las desarrolladoras entendieron que el negocio está en el volumen y, por otra parte, hay otro factor que alienta esto: la abundancia de pesos”, finaliza Molinari.

Fuente: IECO Clarin

Link: http://www.ieco.clarin.com/economia/titulo_0_901110112.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario