Cómo convertir tierra de nadie en tierra para todos. Así puede resumirse el espíritu de las sesenta y seis propuestas presentadas para la construcción del futuro Barrio Orma en Barracas-Nueva Pompeya, un conjunto de 200 viviendas sociales que permitirá la relocalización progresiva de buena parte de los habitantes de la actual Villa 21-24 de Barracas.
Por decisión unánime, el jurado del Concurso Nacional de Anteproyectos organizado por la SCA y el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) seleccionó ocho “modelos de habitar” –tres premios y cinco menciones–, cuyas decisiones proyectuales exploran los niveles urbano, barrial, doméstico y de vecindad en forma simultánea.
Ubicado casi a orillas del Riachuelo, este conglomerado de más de 45.000 habitantes suma a las deficiencias típicas de los asentamientos de emergencia su cercanía a uno de los polos de contaminación más agresivos del país: la cuenca Matanza-Riachuelo.
Así, la iniciativa del IVC porteño, promotor del concurso, se basa en el inicio de un proceso progresivo y gradual de recreación del tejido urbano para integrarlo con el resto de la ciudad. La propuesta implica la construcción de conjuntos habitacionales con unidades de dos, tres y cuatro ambientes, todas con expansiones, distribuidas en grupos no mayores a quince viviendas por consorcio, por una cuestión de control y mantenimiento.
El equipo conformado por los arquitectos Accotto, Barrio, Carballo, Errasti y Stieger, ganador del primer premio del concurso, estructuró su propuesta a partir de consorcios-patios que fusionan doce grupos familiares. “La arquitectura de estos espacios –explican los autores– se infiltra para colonizar los frentes de la parcela que dan a la ciudad y al Riachuelo”.
Así, la articulación del tejido residencial a través de barras desfasadas perpendiculares a esta parcela genera un doble frente urbano que aporta permeabilidad de visuales y una resolución de las ochavas con dos situaciones de espacio público.
“Uno de estos espacios es la Plazoleta Mailin, un lugar de escala barrial que consolida usos existentes junto a programas comerciales o de servicios; el otro es la Plaza de la Ribera, un área de escala urbana con doble frente que se articula con el camino de sirga y el Riachuelo, liberando espacios necesarios para usos técnicos”.
En cuanto a los patios, cada uno funciona como pequeño corazón de manzana, articulando el espacio verde, los accesos, servicios y circulaciones. Esta disposición implica ventilación cruzada en todas las unidades. “Al ser un terreno con medianera posterior, esta permeabilidad permite captar visuales directas hacia el Riachuelo y el espacio verde mientras tanto no se construyan las viviendas linderas. También consolida un frente urbano”, detallan los autores.
Los ganadores del primer premio propusieron una infraestructura de servicios y las circulaciones a la manera de vértebras que conectan las viviendas. Este fuelle (circulación y servicios) libera espacio indeterminado para el uso doméstico y el desarrollo de la variabilidad tipológica por consorcio, permitiendo una libre asociación y distintas alternativas de uso.
“Las unidades de viviendas se disponen en barras de entre dos y tres niveles -puntualizan los proyectistas-, combinando variedad tipológica por nivel y por consorcio, a la vez que configura un tejido arquitectónico heterogéneo en alturas y retiros”.
Una de las principales valoraciones del jurado a la hora de fallar fue la “implantación permeable y diversa frente a la fachada industrial continua de más de 260 metros sobre la calle Orma, considerando positivamente las esquinas, con espacios públicos de distintas escalas”. También se valoró la ventilación cruzada y la materialización de las viviendas a partir de ladrillo visto de diversos colores, en función de un buen envejecimiento y bajo mantenimiento. “Es un lenguaje arquitectónico no estigmatizante”.
Por el lado de las sugerencias, el jurado propone revisar la conformación definitiva de los consorcios, sobre todo en lo referente a la disposición de los patios y accesos. Además, consideró que algunos aventanamientos resultan excesivos (sobre todo en planta baja) además de sugerir una mejor protección a las aberturas orientadas al Oeste.
El río como paisaje Los arquitectos cordobeses Adolfo y Pablo Mondejar, y Francisco Figueroa Astrain -ganadores del segundo premio-, proyectaron un conjunto habitacional basado en los conceptos de equidad, igualdad y calidad de vida.
Una sucesión de edificios paralelos vinculados por patios abiertos en sus dos extremos, orientados al Norte y al Sur, estructuran con claridad los vínculos de vecindad que conforma los consorcios.
“Propusimos un conjunto de patios donde las viviendas se conforman como referencia al paisaje del río y la calle con la misma intensidad, sin favorecer a ninguna, gozando en su totalidad de similares beneficios y condiciones de habitabilidad. Los accesos planteados y las expansiones de cada una se brindan al parque y a la calle, favoreciendo el control permanente del espacio social y urbano”.
Los patios, comunicados mediante escaleras y balcones, organizan los ingresos a las sucesivos niveles y expansiones, tanto en planta baja como en los siguientes niveles destinados al ocio y el encuentro entre los habitantes.
“La estructura de circulaciones y patios de acceso propone un tamiz de protección acústica, térmica y de seguridad a todos los consorcios presentados. Materialmente, resolvimos el conjunto a partir de una tecnología mixta que combina muros portantes de tabiques cerámicos (18 cm) y losas huecas pretensadas. La losa superior se resuelve con cubierta verde, en tanto que una estructura metálica galvanizada actúa como portadora vegetal de enredaderas ascendentes, funcionando como reguladora climática”.
El jurado ponderó especialmente la correcta hilvanación generada entre los cuerpos mediante las escaleras y los balcones, “limitando sensatamente a los espacios abiertos con una correcta combinación de escalas, transparencias y una fuerte presencia verde”. El fallo destaca asimismo la flexibilidad de la propuesta a partir de la remoción de los tabiques intermedios por la concentración de las instalaciones sobre los muros medianeros. El punto flojo de la propuesta, según el jurado, es la elección de la protección metálica, por sus dificultades de mantenimiento.
El tercer premio, autoría de los arquitectos Hernán Maldonado Aguiar y Marcelo Del Torto, responde a una estructura celular aditiva de 16 lonjas rectangulares de tierra, donde un conjunto de patios sucesivos son enhebrados por corredores pasantes en dirección Norte-Sur. La propuesta se compone a partir de un tapiz que entreteje espacios públicos de marcada interioridad y apropiada escala, donde se vuelcan viviendas, patios individuales y terrazas.
La variedad y la austeridad son dos de los puntos fuertes de la propuesta, según el fallo del jurado, así como también la relación del conjunto con la calle Orma, con accesos jerarquizados y equipamiento comercial que refuerza la vocación urbana del proyecto. Sin embargo, “la resolución de los restantes límites no muestra estos aciertos. Por su parte, los frentes sobre ambas calles transversales fueron tratados como meros muros medianeros. Tampoco fue resuelto el borde urbano Sur”.
Así, la iniciativa del IVC porteño, promotor del concurso, se basa en el inicio de un proceso progresivo y gradual de recreación del tejido urbano para integrarlo con el resto de la ciudad. La propuesta implica la construcción de conjuntos habitacionales con unidades de dos, tres y cuatro ambientes, todas con expansiones, distribuidas en grupos no mayores a quince viviendas por consorcio, por una cuestión de control y mantenimiento.
El equipo conformado por los arquitectos Accotto, Barrio, Carballo, Errasti y Stieger, ganador del primer premio del concurso, estructuró su propuesta a partir de consorcios-patios que fusionan doce grupos familiares. “La arquitectura de estos espacios –explican los autores– se infiltra para colonizar los frentes de la parcela que dan a la ciudad y al Riachuelo”.
Así, la articulación del tejido residencial a través de barras desfasadas perpendiculares a esta parcela genera un doble frente urbano que aporta permeabilidad de visuales y una resolución de las ochavas con dos situaciones de espacio público.
“Uno de estos espacios es la Plazoleta Mailin, un lugar de escala barrial que consolida usos existentes junto a programas comerciales o de servicios; el otro es la Plaza de la Ribera, un área de escala urbana con doble frente que se articula con el camino de sirga y el Riachuelo, liberando espacios necesarios para usos técnicos”.
En cuanto a los patios, cada uno funciona como pequeño corazón de manzana, articulando el espacio verde, los accesos, servicios y circulaciones. Esta disposición implica ventilación cruzada en todas las unidades. “Al ser un terreno con medianera posterior, esta permeabilidad permite captar visuales directas hacia el Riachuelo y el espacio verde mientras tanto no se construyan las viviendas linderas. También consolida un frente urbano”, detallan los autores.
Los ganadores del primer premio propusieron una infraestructura de servicios y las circulaciones a la manera de vértebras que conectan las viviendas. Este fuelle (circulación y servicios) libera espacio indeterminado para el uso doméstico y el desarrollo de la variabilidad tipológica por consorcio, permitiendo una libre asociación y distintas alternativas de uso.
“Las unidades de viviendas se disponen en barras de entre dos y tres niveles -puntualizan los proyectistas-, combinando variedad tipológica por nivel y por consorcio, a la vez que configura un tejido arquitectónico heterogéneo en alturas y retiros”.
Una de las principales valoraciones del jurado a la hora de fallar fue la “implantación permeable y diversa frente a la fachada industrial continua de más de 260 metros sobre la calle Orma, considerando positivamente las esquinas, con espacios públicos de distintas escalas”. También se valoró la ventilación cruzada y la materialización de las viviendas a partir de ladrillo visto de diversos colores, en función de un buen envejecimiento y bajo mantenimiento. “Es un lenguaje arquitectónico no estigmatizante”.
Por el lado de las sugerencias, el jurado propone revisar la conformación definitiva de los consorcios, sobre todo en lo referente a la disposición de los patios y accesos. Además, consideró que algunos aventanamientos resultan excesivos (sobre todo en planta baja) además de sugerir una mejor protección a las aberturas orientadas al Oeste.
El río como paisaje Los arquitectos cordobeses Adolfo y Pablo Mondejar, y Francisco Figueroa Astrain -ganadores del segundo premio-, proyectaron un conjunto habitacional basado en los conceptos de equidad, igualdad y calidad de vida.
Una sucesión de edificios paralelos vinculados por patios abiertos en sus dos extremos, orientados al Norte y al Sur, estructuran con claridad los vínculos de vecindad que conforma los consorcios.
“Propusimos un conjunto de patios donde las viviendas se conforman como referencia al paisaje del río y la calle con la misma intensidad, sin favorecer a ninguna, gozando en su totalidad de similares beneficios y condiciones de habitabilidad. Los accesos planteados y las expansiones de cada una se brindan al parque y a la calle, favoreciendo el control permanente del espacio social y urbano”.
Los patios, comunicados mediante escaleras y balcones, organizan los ingresos a las sucesivos niveles y expansiones, tanto en planta baja como en los siguientes niveles destinados al ocio y el encuentro entre los habitantes.
“La estructura de circulaciones y patios de acceso propone un tamiz de protección acústica, térmica y de seguridad a todos los consorcios presentados. Materialmente, resolvimos el conjunto a partir de una tecnología mixta que combina muros portantes de tabiques cerámicos (18 cm) y losas huecas pretensadas. La losa superior se resuelve con cubierta verde, en tanto que una estructura metálica galvanizada actúa como portadora vegetal de enredaderas ascendentes, funcionando como reguladora climática”.
El jurado ponderó especialmente la correcta hilvanación generada entre los cuerpos mediante las escaleras y los balcones, “limitando sensatamente a los espacios abiertos con una correcta combinación de escalas, transparencias y una fuerte presencia verde”. El fallo destaca asimismo la flexibilidad de la propuesta a partir de la remoción de los tabiques intermedios por la concentración de las instalaciones sobre los muros medianeros. El punto flojo de la propuesta, según el jurado, es la elección de la protección metálica, por sus dificultades de mantenimiento.
El tercer premio, autoría de los arquitectos Hernán Maldonado Aguiar y Marcelo Del Torto, responde a una estructura celular aditiva de 16 lonjas rectangulares de tierra, donde un conjunto de patios sucesivos son enhebrados por corredores pasantes en dirección Norte-Sur. La propuesta se compone a partir de un tapiz que entreteje espacios públicos de marcada interioridad y apropiada escala, donde se vuelcan viviendas, patios individuales y terrazas.
La variedad y la austeridad son dos de los puntos fuertes de la propuesta, según el fallo del jurado, así como también la relación del conjunto con la calle Orma, con accesos jerarquizados y equipamiento comercial que refuerza la vocación urbana del proyecto. Sin embargo, “la resolución de los restantes límites no muestra estos aciertos. Por su parte, los frentes sobre ambas calles transversales fueron tratados como meros muros medianeros. Tampoco fue resuelto el borde urbano Sur”.
Fuente: Clarín
Link: http://www.clarin.com/concursos/Villa-recomposicion-tejido-vocacion-urbana_0_1642635849.html
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