La ciudad cuenta con más de 100 kilómetros de ciclovías y la bicicleta ya es el principal medio de transporte alternativo. Sin embargo, en muchos casos el descuido y la inseguridad invadieron poco a poco estos espacios utilizados por miles de personas cada día.
Así, los ciclistas no sólo deben sortear contenedores, motos, autos mal estacionados y mercadería, sino también evitar a los arrebatadores. O, peor, enfrentar la muerte, como le ocurrió hace dos semanas a Pablo Tonello.
El primero de los escollos es la ola de robos que afecta a los ciclistas. Según un sitio web que compila denuncias, Palermo y Retiro son los barrios en los que más asaltos a ciclistas hubo desde 2012, cuando comenzó a acopiarse la información.
Pero no sólo se trata de estar atentos para evitar malos momentos. En algunos tramos del circuito de bicisendas, los ciclistas deben esquivar contenedores de basura sobre las ciclovías, cruces peligrosos con los automovilistas y autos mal estacionados.
En la bicisenda de la avenida Coronel Díaz, por ejemplo, varios deportistas trotaban ayer por el carril exclusivo para bicis, mientras que en la intersección con Mansilla, un motociclista transitaba por un lugar que tenía vedado.
Esa situación se repitió luego en la bicisenda de la calle Monroe, a dos cuadras de la Avenida del Libertador, en el barrio de Núñez.
Los carriles exclusivos para bicicletas de la calle Juncal, que se extienden desde Azcuénaga hasta Montevideo, están copados por los contenedores de basura dispuestos por el propio gobierno de la ciudad para la separación de residuos. En algunas cuadras, hay hasta dos contenedores que entorpecen la circulación por la bicisenda.
Ante la consulta sobre tal situación, el gobierno porteño sólo respondió: "Se colocaron contenedores de basura como caso puntual en un kilómetro de los 130 que hay construidos en el eje Juncal-Arenales. Es una zona de alta densidad de población y alta densidad de comercios. El contenedor está mitad en la vereda, mitad en la calzada/ciclovía dejando un carril y medio libre para la ciclovía. En esos sectores, el ciclista puede sobrepasar el contenedor sin dejar la ciclovía. Es un caso puntual y especial. La idea no es tener estas situaciones en otros ejes".
En el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) no acuerdan con la decisión oficial: "Las banquinas donde se apoyan los contenedores pueden ser agresivas para los ciclistas en caso de que las lleven por delante". La entidad consideró también en su relevo que en otros tramos habría vecinos que desplazan los cestos de sus lugares asignados sobre las veredas hacia la calle.
En la zona de Once, en la bicisenda de Misiones y su continuación por Castelli, siempre hay que sortear peatones, comerciantes que acarreaban carros con mercadería y manteros que ocupaban parte de la bicisenda.
Lo mismo sucede en Castelli y Perón. "A veces, no puedo pasar por Misiones porque los micros paran acá para bajar o buscar pasajeros de los hoteles y ocupan la senda para dejar los bolsos", dijo molesto Ramiro Páez a LA NACION.
INSEGURIDAD
En Palermo, donde el 30 de julio asesinaron a Pablo Tonello, el sitio www.todoenbici.com.ar recibió por lo menos 79 denuncias por robos a ciclistas; en Retiro, 41. "Los asaltos son con armas de fuego, cuchillos, piedras, palos y hasta empujones", contó Patricio Cutri, uno de los responsables del servicio online. Cutri dijo que quiere que la gente siga disfrutando de las bicisendas, "pero con todos los recaudos posibles".
Él y su familia fueron "corridos" por chicos de entre 13 y 14 años en la esquina de Figueroa Alcorta y Austria. Lo que le ocurrió resultó ser más común de lo que Cutri creía.
La ciclovía que va desde ese punto hasta la Avenida del Libertador y Suipacha se transformó en una zona de robos con violencia. "Los asaltos ocurren, generalmente, entre las 19 y las 21. Los delincuentes saltan desde atrás con palos. En algunos casos, golpean al ciclista; en otros, le tiran a la rueda trasera", describió Cutri, según las denuncias recibidas.
A Lorena, de 15 años, la sorprendió un adolescente en Libertador y Ayacucho. "Se me paró enfrente y me dijo que le diera el celular porque si no me iba a golpear", contó la joven.
Meses atrás, dos hombres armados interceptaron a Angélica Beruti a metros del paso a nivel del ferrocarril Mitre, en la avenida Dorrego. "Justo pasaba el tren. Mientras me apuntaban, los ladrones se llevaron la bicicleta que era casi nueva. Y me quedé parada en medio de la calle con el casco y los guantes como una idiota", dijo Beruti, resignada. Ahora, la mujer se une a otros ciclistas, mira a todos lados y evita detenerse mucho tiempo en un punto.
Otro de los lugares críticos es el paso a nivel de la bicisenda de Loyola, entre Darwin y Humboldt, en Villa Crespo. Cutri explicó: "Cuando la barrera está baja, los ladrones aprovechan para robar". Para evitar ser asaltado allí, y aunque sabe que no es seguro, Juan Pablo Arenas cruza las vías aun con la alarma sonora activada.
En Palermo, donde el 30 de julio asesinaron a Pablo Tonello, el sitio www.todoenbici.com.ar recibió por lo menos 79 denuncias por robos a ciclistas; en Retiro, 41. "Los asaltos son con armas de fuego, cuchillos, piedras, palos y hasta empujones", contó Patricio Cutri, uno de los responsables del servicio online. Cutri dijo que quiere que la gente siga disfrutando de las bicisendas, "pero con todos los recaudos posibles".
Él y su familia fueron "corridos" por chicos de entre 13 y 14 años en la esquina de Figueroa Alcorta y Austria. Lo que le ocurrió resultó ser más común de lo que Cutri creía.
La ciclovía que va desde ese punto hasta la Avenida del Libertador y Suipacha se transformó en una zona de robos con violencia. "Los asaltos ocurren, generalmente, entre las 19 y las 21. Los delincuentes saltan desde atrás con palos. En algunos casos, golpean al ciclista; en otros, le tiran a la rueda trasera", describió Cutri, según las denuncias recibidas.
A Lorena, de 15 años, la sorprendió un adolescente en Libertador y Ayacucho. "Se me paró enfrente y me dijo que le diera el celular porque si no me iba a golpear", contó la joven.
Meses atrás, dos hombres armados interceptaron a Angélica Beruti a metros del paso a nivel del ferrocarril Mitre, en la avenida Dorrego. "Justo pasaba el tren. Mientras me apuntaban, los ladrones se llevaron la bicicleta que era casi nueva. Y me quedé parada en medio de la calle con el casco y los guantes como una idiota", dijo Beruti, resignada. Ahora, la mujer se une a otros ciclistas, mira a todos lados y evita detenerse mucho tiempo en un punto.
Otro de los lugares críticos es el paso a nivel de la bicisenda de Loyola, entre Darwin y Humboldt, en Villa Crespo. Cutri explicó: "Cuando la barrera está baja, los ladrones aprovechan para robar". Para evitar ser asaltado allí, y aunque sabe que no es seguro, Juan Pablo Arenas cruza las vías aun con la alarma sonora activada.
MÁS RECAUDOS
El tránsito en bicicleta por el microcentro porteño no es tarea sencilla. Con decenas de personas caminando por la calle Suipacha, hay que prestar atención para no lastimar a alguien. "La idea es ir despacito. El problema es que está todo lleno de obras y no sabés qué otro camino elegir", dijo Mauricio mientras esperaba para doblar por Perón.
Los ciclistas se quejaban de que los fines de semana los peatones pasean por las bicisendas de los parques sin respetar la señalización que les otorga la exclusividad del paso. "En la Costanera, los puesteros dejan las sillas sobre la ciclovía", ejemplificó Cutri.
Hay algunos cruces de calles que los asiduos deportistas consideran peligrosos porque "los autos doblan sin mirar". Patricia Godoy recordó a LA NACION: "En la esquina de Libertador y Sánchez de Bustamante, una camioneta me tocó la rueda delantera y terminé tirada". En la página de alertas, los usuarios advierten, por ejemplo, que la esquina de Figueroa Alcorta y de los Ombúes es otro de los puntos críticos.
Durante la recorrida realizada por LA NACION, se vieron también numerosos ciclistas que no respetaban el semáforo o se detenían en medio de la calle a esperar que les cedieran el paso. La situación se complicaba cuando los transeúntes no percibían que allí había una ciclovía.
Pese a que en todas las bicisendas hay carteles que prohíben a los vehículos estacionarse y detenerse, se constató que en algunos tramos había rodados ocupando parte de la vía. En Gorriti al 4000, Palermo, un camión de carga y un taxi se encontraban parados sobre parte de la bicisenda.
El tránsito en bicicleta por el microcentro porteño no es tarea sencilla. Con decenas de personas caminando por la calle Suipacha, hay que prestar atención para no lastimar a alguien. "La idea es ir despacito. El problema es que está todo lleno de obras y no sabés qué otro camino elegir", dijo Mauricio mientras esperaba para doblar por Perón.
Los ciclistas se quejaban de que los fines de semana los peatones pasean por las bicisendas de los parques sin respetar la señalización que les otorga la exclusividad del paso. "En la Costanera, los puesteros dejan las sillas sobre la ciclovía", ejemplificó Cutri.
Hay algunos cruces de calles que los asiduos deportistas consideran peligrosos porque "los autos doblan sin mirar". Patricia Godoy recordó a LA NACION: "En la esquina de Libertador y Sánchez de Bustamante, una camioneta me tocó la rueda delantera y terminé tirada". En la página de alertas, los usuarios advierten, por ejemplo, que la esquina de Figueroa Alcorta y de los Ombúes es otro de los puntos críticos.
Durante la recorrida realizada por LA NACION, se vieron también numerosos ciclistas que no respetaban el semáforo o se detenían en medio de la calle a esperar que les cedieran el paso. La situación se complicaba cuando los transeúntes no percibían que allí había una ciclovía.
Pese a que en todas las bicisendas hay carteles que prohíben a los vehículos estacionarse y detenerse, se constató que en algunos tramos había rodados ocupando parte de la vía. En Gorriti al 4000, Palermo, un camión de carga y un taxi se encontraban parados sobre parte de la bicisenda.
Fuente: La Nación
Link: http://www.lanacion.com.ar/1719127-ciclovias-portenas-pedalear-entre-obstaculos-y-la-inseguridad
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