Las nuevas construcciones responden a un ordenamiento que define de antemano una volumetría uniforme con una altura máxima 15 metros para todo el corredor. Así, los proyectistas se encontraron con la situación novedosa de tener que proyectar un edificio residencial adentro de una “carpa volumétrica” en lugar de jugar más o menos libremente con la altura y el FOT. “Lo inédito de esta forma de trabajar es que las decisiones no surgen de la planta”, explica el arquitecto Roberto Busnelli.
Por otra parte, al tratarse de volúmenes de plantas generosas, la resolución de los distintos proyectos consiste en la estrategia que cada arquitecto se dio para proyectar la mayor cantidad posible de viviendas con la mejor calidad habitacional. Las soluciones pueden clasificarse en tres: 1) generar patios interiores, 2) mayores retiros y 3) horadar el volúmen.
La primera opción es la eligieron Busnelli, Arquitectónika y Lacroza-Miguens-Prati para el edificio Void, en Holmberg 1966, con un vacío interior organizador compuesto por un diedro vertical y otro escalonado, que va creciendo a medida que sube. La segunda fue la opción del arquitecto Federico Brancatella para el edificio MoHo (Monroe y Holmberg), con sus retiros adicionales a los exigidos y balcones-terraza de 6 metros de profundidad, mientras que Unico Belgrano, de Ferrari-Frangella y Alric-Galíndez, en Sucre y Donado, es un edificio muy horadado con grandes expansiones contenidas dentro del volumen, por citar tres caso paradigmáticos.
La normativa prescribe también retiros de 20 metros respecto de la línea municipal, que generarán en cada manzana una franja de parque lineal de uso público cuando las obras estén terminadas, y obras públicas de infraestructura urbana como un CGP, una escuela y dos túneles sapito en las calles Holmberg y Donado por debajo de las vías del ferrocarril Mitre.
Fuente: Clarín
Link: http://arq.clarin.com/arquitectura/AU3-arquitectura_0_1189081484.html
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