Dos paradigmas opuestos, podría decirse, ya que una apuesta a la inversión en ladrillos, y la otra, al avance cada vez mayor del mundo virtual en la economía, la vida cotidiana y también la actividad inmobiliaria. Por ejemplo, en la cantidad cada vez mayor de operaciones que hoy se concretan a través de internet: el 70%, según especificó el desarrollador Gustavo Ortolá, titular de GO Real Estate.
Pero también, las ventajas de poder evaluar la confiabilidad de un broker a través de su reputación en las redes sociales de compraventa, según se comentaba por los pasillos, fuera del salón conferencistas del Sofitel La Reserva Cardales, donde se llevó acabo el evento. Incluso se citó como ejemplo el caso de la empresa virtual We Work, el primer locador mundial de espacios de trabajo, que alquila edificios en bloque para subalquilarlos por unidades, sin desarrollar ni ser propietaria de metros cuadrados, al estilo Uber.
Pensar a largo plazo
Respecto de la UVI, en tanto, se planteó en varios de los paneles la duda acerca de su grado de solidez o volatibilidad, en base a experiencias desgraciadas de la historia argentina reciente. Por caso, Issel Kiperszmid, economista y titular de la desarrolladora Dypsa, opinó que se trata de “un paso importante pero insuficiente”, ya que, en su opinión, y tal como fue presentada, la UVI está planteada sobre todo como “un índice que sirve para calcular el precio de una vivienda y la cuota a pagar”, pero falta todavía que se convierta “en un valor transaccional y no sólo en instrumento de financiamiento”.
A esto, Raúl Sáenz Valiente, directivo de Creaurban y de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), agregó que la UVI debería ser fácil de asociar en el imaginario popular “a la solidez de un bien inmueble y no a un crédito financiero”, que eventualmente podría volverse impagable debido a su mecanismo de indexación, aunque sea según el CER.
Por eso, hubo coincidencia casi general en que la UVI debería ser equivalente a la célebre Unidad de Fomento (UF) que existe desde hace medio siglo en Chile, donde se la utiliza directamente como una divisa de refugio para el ahorro, debido justamente a su virtud de actualizar su valor de acuerdo a la inflación, así como los bonos cotizan en la Bolsa. Todo esto estará contemplado, según se dijo, en un proyecto de ley que va a presentar a la brevedad el senador nacional Julio Cobos.
A su turno, Herman Faigen-baum, director de Cushman & Wakefield, aseguró que es la falta de fondeo para la inversión a largo plazo, sumado al déficit de infraestructura de transporte y servicios, lo que frena el auge de la construcción en los rubros de oficinas y logística. “Pero cuando existe la cultura de financiamiento, todo lo demás aparece solo”, concluyó.
A esto, Raúl Sáenz Valiente, directivo de Creaurban y de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), agregó que la UVI debería ser fácil de asociar en el imaginario popular “a la solidez de un bien inmueble y no a un crédito financiero”, que eventualmente podría volverse impagable debido a su mecanismo de indexación, aunque sea según el CER.
Por eso, hubo coincidencia casi general en que la UVI debería ser equivalente a la célebre Unidad de Fomento (UF) que existe desde hace medio siglo en Chile, donde se la utiliza directamente como una divisa de refugio para el ahorro, debido justamente a su virtud de actualizar su valor de acuerdo a la inflación, así como los bonos cotizan en la Bolsa. Todo esto estará contemplado, según se dijo, en un proyecto de ley que va a presentar a la brevedad el senador nacional Julio Cobos.
A su turno, Herman Faigen-baum, director de Cushman & Wakefield, aseguró que es la falta de fondeo para la inversión a largo plazo, sumado al déficit de infraestructura de transporte y servicios, lo que frena el auge de la construcción en los rubros de oficinas y logística. “Pero cuando existe la cultura de financiamiento, todo lo demás aparece solo”, concluyó.
Fuente: Clarín
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