La historia de Andrada, puestero en el mercado Del Progreso, en Caballito, se repite en más de una ocasión en alguno de los tradicionales mercados y ferias porteños que muestran un renacer, pero sin perder la tradición. "De los 21 mercados que había en la ciudad sólo queda el de San Telmo y éste. Esta estructura de hierro con la que está hecho vino de Inglaterra", dice orgulloso Andrada, carnicero que consiguió su puesto trabajando con quien se convirtió en su suegro y que quedará para su hijo. "Me gustaría que mi nieto estudiara para hacer otra cosa, pero lo entusiasma venir acá con nosotros", cuenta mientras el chico ayuda con las milanesas.
"El mercado está funcionando al 100%. Y ahora tenemos clientes que vienen hasta del conurbano a comprar. Buscan calidad. Incluso nos obligaron a hacer un estacionamiento", agrega Andrada.
Como los mercados, en las ferias internadas o centros de abastecimiento municipales se observa el mismo fenómeno. En el de Belgrano, por ejemplo, que fue remodelado el año pasado, los puesteros están contentos. "La gente vuelve porque hay un regreso a lo natural. Esta calidad no se encuentra en la góndola del supermercado. Además, los clientes tienen confianza con uno. Este puesto lo fundó mi abuelo cuando la feria estaba en la calle. Estamos en el barrio desde 1931", cuenta Ricardo Atapuerca, que muestra orgulloso los pollos de campo que ofrece en La Granja.
Con la misma filosofía atiende su puesto Basilio Pereyra, dueño de la pescadería que lleva su nombre: "Acá atiendo a clientes de mi abuelo. La gente no viene a buscar precios, sabe que encuentra calidad", dice.
TRADICIÓN FAMILIAR
Franco Scigliano atiende una de las verdulerías de la feria de Belgrano, en Juramento y Ciudad de la Paz. En el paseo de Belgrano, que está en Juramento y Ciudad de la Paz, se pueden encontrar fruterías, verdulerías, puestos de venta de miel, de achuras, carnicerías y pollerías. Todo especializado. Eso es lo que buscan las 7000 personas por mes, en promedio, que visitan el predio. Además del servicio extra de entrega a domicilio.
En la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, Vicente Lourenzo explica: "La especialización es una estrategia para sobrevivir en un mercado muy competitivo. Los feriantes se posicionan con un determinado producto y mantienen la clientela y consiguen nuevos".
"Esta mercadería no la ves en una verdulería en la calle", dice Leonardo Amarotta, que despacha lechugas en un puesto que tiene hace más de 40 años junto con Franco Scigliano. La mezcla de colores y texturas, incluso, anima a turistas extranjeros a sacar fotografías.
Hace dos años los puestos lucían abandonados. "Pensamos que lo iban a cerrar. Por suerte revivió. Nosotros manteníamos los clientes, pero era necesaria esta lavada de cara", agrega Andrea Pellegrini, dueña del puesto de frutas.
EN EL SUR
En Pompeya, el centro abastecedor que está en la avenida Sáenz al 700 también revivió. Además de la especialización, la gente busca buenos precios. "Las ventas han levantado bastante, especialmente por los precios acomodados. Los fines de semana se llena", sostiene Omar Saibaa, presidente de la cooperadora que mantiene el paseo. Por allí pasan unas 6000 personas al mes, según cifras oficiales.
Rosa Aguirre es vecina del barrio y acuerda con Saibaa, que tiene un puesto especializado en achuras. "Si vas al Mercado Central es una mugre. Yo voy buscando un precio acá, otro en aquel puesto. Y así me voy arreglando", dice la mujer.
Otra salida para los vecinos es la que aportan las ferias itinerantes: se trata de 12 mercados móviles que cada día se ubican en un punto distinto de la ciudad para ofrecer sus productos a los vecinos. Funcionan de martes a domingo, de 6 a 14.
Según el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, después del proceso de remodelación, las Ferias Itinerantes de Abastecimiento Barrial (FIAB) son visitadas por aproximadamente 100.000 personas por mes. "Las visitas crecieron entre un 50% y hasta un 100 %, según el barrio. Incentivar los mercados y las ferias barriales es uno de nuestros objetivos. Es que además de recobrar la relación con el comerciante, damos una opción de calidad y precio que no se puede conseguir en otros lados", asegura Diego Santilli, titular de la cartera ambiental porteña.
Lourenzo coincide con él: "Es impresionante el efecto expansivo que produce en los comercios de la zona. Ofrecen buenas marcas a un precio muy razonable. Así, el comerciante se va adaptando y todos pueden sobrevivir".
LOS NÚMEROS
2
Mercados tradicionales
Sobreviven como tales en la ciudad. El de San Telmo (en un inicio eran dos) y el Del Progreso, en Caballito.
12
Ferias itinerantes
Es un sistema que instrumenta el gobierno porteño. Recorren los barrios de la ciudad y funcionan de martes a domingo, de 6 a 14. Se destacan por la venta de productos de calidad a precios convenientes.
100.000
Asistencia mensual
Son las visitas que contabiliza el gobierno a las ferias itinerantes.
1897
Los primeros
En ese año se permitió la construcción de mercados en todos los barrios de la ciudad. Se creó el de San Telmo.
En la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, Vicente Lourenzo explica: "La especialización es una estrategia para sobrevivir en un mercado muy competitivo. Los feriantes se posicionan con un determinado producto y mantienen la clientela y consiguen nuevos".
"Esta mercadería no la ves en una verdulería en la calle", dice Leonardo Amarotta, que despacha lechugas en un puesto que tiene hace más de 40 años junto con Franco Scigliano. La mezcla de colores y texturas, incluso, anima a turistas extranjeros a sacar fotografías.
Hace dos años los puestos lucían abandonados. "Pensamos que lo iban a cerrar. Por suerte revivió. Nosotros manteníamos los clientes, pero era necesaria esta lavada de cara", agrega Andrea Pellegrini, dueña del puesto de frutas.
EN EL SUR
En Pompeya, el centro abastecedor que está en la avenida Sáenz al 700 también revivió. Además de la especialización, la gente busca buenos precios. "Las ventas han levantado bastante, especialmente por los precios acomodados. Los fines de semana se llena", sostiene Omar Saibaa, presidente de la cooperadora que mantiene el paseo. Por allí pasan unas 6000 personas al mes, según cifras oficiales.
Rosa Aguirre es vecina del barrio y acuerda con Saibaa, que tiene un puesto especializado en achuras. "Si vas al Mercado Central es una mugre. Yo voy buscando un precio acá, otro en aquel puesto. Y así me voy arreglando", dice la mujer.
Otra salida para los vecinos es la que aportan las ferias itinerantes: se trata de 12 mercados móviles que cada día se ubican en un punto distinto de la ciudad para ofrecer sus productos a los vecinos. Funcionan de martes a domingo, de 6 a 14.
Según el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, después del proceso de remodelación, las Ferias Itinerantes de Abastecimiento Barrial (FIAB) son visitadas por aproximadamente 100.000 personas por mes. "Las visitas crecieron entre un 50% y hasta un 100 %, según el barrio. Incentivar los mercados y las ferias barriales es uno de nuestros objetivos. Es que además de recobrar la relación con el comerciante, damos una opción de calidad y precio que no se puede conseguir en otros lados", asegura Diego Santilli, titular de la cartera ambiental porteña.
Lourenzo coincide con él: "Es impresionante el efecto expansivo que produce en los comercios de la zona. Ofrecen buenas marcas a un precio muy razonable. Así, el comerciante se va adaptando y todos pueden sobrevivir".
LOS NÚMEROS
2
Mercados tradicionales
Sobreviven como tales en la ciudad. El de San Telmo (en un inicio eran dos) y el Del Progreso, en Caballito.
12
Ferias itinerantes
Es un sistema que instrumenta el gobierno porteño. Recorren los barrios de la ciudad y funcionan de martes a domingo, de 6 a 14. Se destacan por la venta de productos de calidad a precios convenientes.
100.000
Asistencia mensual
Son las visitas que contabiliza el gobierno a las ferias itinerantes.
1897
Los primeros
En ese año se permitió la construcción de mercados en todos los barrios de la ciudad. Se creó el de San Telmo.
Fuente: La Nacion
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