sábado, 6 de octubre de 2012

Misteriosas chimeneas


Son todas iguales y están en distintos puntos de la Ciudad. Fueron hechas entre 1880 y 1920 para ventilar el sistema de cloacas.


Casi ningún vecino pudo darme datos de ellas. “Nunca la vi funcionar” fue la respuesta recurrente. Una chica que volvía a su casa a tres puertas del portón donde hay una, me dijo: “Alguna vez me contaron... Creo que salen cosas de adentro de la tierra”. Pista rara, ¿no? ¿Su función viene de abajo de la tierra?

Así es. Lo cierto es que no son chimeneas de combustión sino ventilaciones del sistema cloacal de la Ciudad. “Estas ventiletas construidas por los ingleses alrededor de 1910 permiten que circule el aire por las cañerías cloacales subterráneas y que venteen sus gases”, me confirmó el vecino del taller mecánico que está enfrente de la chimenea de Inclán. “Es por eso que siguen rigurosamente el circuito de las cloacas mayores de la Ciudad, que son las que van a desembocar en Berazategui”, completó con rigor científico.

Quise saber más. Adónde ir si no a la Biblioteca de AySA en el Palacio de Obras Sanitarias de la Avenida Córdoba. Allí, justamente a propósito de que se estaban cumpliendo los 100 años de la creación de Obras Sanitarias de la Nación, antecesora de la actual AySA, habían armado unas visitas guiadas. Aproveché para conocer el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria y recorrí el edificio mientras nos explicaban la hazaña del sistema sanitario porteño. ¿Qué digo edificio? Si como muchos ya saben, el Palacio, lo que esconde, son 12 gigantescos tanques con capacidad para 72 millones de litros de agua que llegaba desde el río luego de haber sido potabilizada en las plantas de tratamiento. El arquitecto Jorge D. Tartarini, director de dicho museo y especialista en Patrimonio Industrial, me certificó que efectivamente los residuos cloacales confluían en las cuatro cloacas máximas y llegaban hasta la Planta Elevadora de Wilde, desde donde eran expulsados al río, a la altura de Berazategui. Las chimeneas de ladrillo construidas entre 1880 y 1920 son para la ventilación del sistema. Son las que permiten tanto el venteo de los gases que emanan los residuos cloacales y su oxigenación, como su escurrimiento evitando el vacío por succión. Un complejo sistema que, como todas las obras hechas por OSN entre finales del siglo XIX y principios del XX, eran mucho más que una simple obra de ingeniería: eran declamación de modernidad.




Fuente: Arq Clarin

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sábado, 6 de octubre de 2012

Misteriosas chimeneas


Son todas iguales y están en distintos puntos de la Ciudad. Fueron hechas entre 1880 y 1920 para ventilar el sistema de cloacas.


Casi ningún vecino pudo darme datos de ellas. “Nunca la vi funcionar” fue la respuesta recurrente. Una chica que volvía a su casa a tres puertas del portón donde hay una, me dijo: “Alguna vez me contaron... Creo que salen cosas de adentro de la tierra”. Pista rara, ¿no? ¿Su función viene de abajo de la tierra?

Así es. Lo cierto es que no son chimeneas de combustión sino ventilaciones del sistema cloacal de la Ciudad. “Estas ventiletas construidas por los ingleses alrededor de 1910 permiten que circule el aire por las cañerías cloacales subterráneas y que venteen sus gases”, me confirmó el vecino del taller mecánico que está enfrente de la chimenea de Inclán. “Es por eso que siguen rigurosamente el circuito de las cloacas mayores de la Ciudad, que son las que van a desembocar en Berazategui”, completó con rigor científico.

Quise saber más. Adónde ir si no a la Biblioteca de AySA en el Palacio de Obras Sanitarias de la Avenida Córdoba. Allí, justamente a propósito de que se estaban cumpliendo los 100 años de la creación de Obras Sanitarias de la Nación, antecesora de la actual AySA, habían armado unas visitas guiadas. Aproveché para conocer el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria y recorrí el edificio mientras nos explicaban la hazaña del sistema sanitario porteño. ¿Qué digo edificio? Si como muchos ya saben, el Palacio, lo que esconde, son 12 gigantescos tanques con capacidad para 72 millones de litros de agua que llegaba desde el río luego de haber sido potabilizada en las plantas de tratamiento. El arquitecto Jorge D. Tartarini, director de dicho museo y especialista en Patrimonio Industrial, me certificó que efectivamente los residuos cloacales confluían en las cuatro cloacas máximas y llegaban hasta la Planta Elevadora de Wilde, desde donde eran expulsados al río, a la altura de Berazategui. Las chimeneas de ladrillo construidas entre 1880 y 1920 son para la ventilación del sistema. Son las que permiten tanto el venteo de los gases que emanan los residuos cloacales y su oxigenación, como su escurrimiento evitando el vacío por succión. Un complejo sistema que, como todas las obras hechas por OSN entre finales del siglo XIX y principios del XX, eran mucho más que una simple obra de ingeniería: eran declamación de modernidad.




Fuente: Arq Clarin

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