viernes, 5 de octubre de 2012

Las lecciones de Madero a su vecina Demarchi

Más que un Polo Audiovisual, la Isla necesita un proyecto urbano. El mejor ejemplo lo tiene a cuadras con el éxito de Puerto Madero.


Disculpen que me meta, pero me parece que el Polo Audiovisual que quieren hacer en la Isla Demarchi es poco ambicioso. Meterle la mano sólo a la puntita de esa parte olvidada del puerto y llamar a un “concurso de proyectos de inversión” es olvidar que lo que se necesita es un proyecto urbano. Digo...me parece.


En eso tenemos mucho que aprender de Puerto Madero. Fijate que hace 23 años, cuando empezó ese desarrollo, la cosa no era tan fácil cómo parecía. El puerto había estado abandonado durante 70 años, los inversores no creían que pudieran hacer ningún negocio ahí y no eran pocos los que decían que su desarrollo era una obra faraónica e inútil. Sin embargo, hoy es un éxito que se estudia en todo el mundo. Acá van sólo algunas de las claves de este suceso que supimos conseguir.

Donde manda capitán

Antes de la reforma, en Puerto Madero gobernaban la Administración General de Puertos, Ferrocarriles Argentinos y la Junta Nacional de Granos. Un lío. El gobierno de Carlos Menem creó la Corporación Puerto Madero, le transfirió las tierras del viejo puerto y le dio carta blanca para urbanizar. Eso sí: tenía que conseguir la plata por sus propios medios. Lo notable es que en un gobierno que abrazó las políticas neoliberales, la Corporación se comportó como una empresa del Estado eficiente y dinámica que no necesitó subsidios de ningún tipo y todavía dejó ganancias.

Todos juntos venceremos. Para no tener problemas, se dispuso que la Corporación esté compuesta por el Estado Nacional y la Ciudad de Buenos Aires en partes iguales. Así, las decisiones comunales nunca afectaron el emprendimiento y, lo que es mejor, la urbanización nunca se suspendió a pesar de los resultados de las sucesivas elecciones. Hoy, que la Corporación se hiciera cargo de la urbanización de la Isla Demarchi sería un alivio para todos. Cuando sos socio, no podés ser contrincante.

Una idea de ciudad

El primer proyecto para Puerto Madero lo hicieron unos catalanes en base a su experiencia en Barcelona. Pero en la Corporación vieron que la iniciativa generaba demasiada oposición y llamaron a un concurso de ideas con la Sociedad Central de Arquitectos. Se eligieron tres proyectos y sus autores trabajaron en conjunto con la Corporación para hacer un plan urbano realizable. El resultado: un proyecto con la mitad de la superficie de la iniciativa catalana, muchos parques y bellas avenidas y bulevares.

Primero, crear valor

Con respecto a la mal llamada Isla, Puerto Madero tiene a favor que está pegado al Centro. Demarchi está más que escondida y para conectarla con La Boca habría que construir un par de puentes. De todos modos, en Madero el problema también fue cómo sacarle el mejor precio a lo que se quería vender. Ojo, si uno sale a rematar tierras que nadie sabe dónde están, que no tienen ninguna mejora y que están desconectadas de la ciudad, los empresarios se hacen un festín, te ofrecen dos mangos con cincuenta y, después, hacen la ganancia para ellos. En Puerto Madero, primero se remataron los galpones de ladrillo estilo inglés que están sobre Alicia Moreau de Justo. Los del lado Norte, pegados a la Avenida Córdoba, se vendieron en alrededor de 4 millones de dólares. Como hacia el Sur bajaban de precio, la Corporación le vendió a la Universidad Católica un par de docks para que pusieran facultades, y eso hizo más atractiva la inversión en la zona.

Platita pa’ qué te quiero

Con la plata de la venta de los docks, la Corporación empezó la urbanización de la zona Este. Acordémonos que Puerto Madero no tenía cloacas, luz, gas, teléfono ni calles. El dinero a poner era más que importante. Cada lote se vendió por subasta con un proyecto y plazo de ejecución. De esa manera se monitoreaba la calidad del emprendimiento y, de paso, se evitaba la especulación inmobiliaria.

Las diferencias entre Demarchi y Madero son muchas, pero no tantas como para desaprovechar la experiencia y capacidad que ya mostró la Corporación. Y esta nueva oportunidad permitiría reparar algunas de las debilidades de Puerto Madero, como la falta de una mejor mezcla social, escuelas y comercios de uso diario. Primero hay que tener un plan urbano, después vender. No sé... me parece.

Fuente: ARQ Clarin

Link: http://www.clarin.com/arq/urbano/lecciones-Madero-vecina-Demarchi_0_785321569.html

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viernes, 5 de octubre de 2012

Las lecciones de Madero a su vecina Demarchi

Más que un Polo Audiovisual, la Isla necesita un proyecto urbano. El mejor ejemplo lo tiene a cuadras con el éxito de Puerto Madero.


Disculpen que me meta, pero me parece que el Polo Audiovisual que quieren hacer en la Isla Demarchi es poco ambicioso. Meterle la mano sólo a la puntita de esa parte olvidada del puerto y llamar a un “concurso de proyectos de inversión” es olvidar que lo que se necesita es un proyecto urbano. Digo...me parece.


En eso tenemos mucho que aprender de Puerto Madero. Fijate que hace 23 años, cuando empezó ese desarrollo, la cosa no era tan fácil cómo parecía. El puerto había estado abandonado durante 70 años, los inversores no creían que pudieran hacer ningún negocio ahí y no eran pocos los que decían que su desarrollo era una obra faraónica e inútil. Sin embargo, hoy es un éxito que se estudia en todo el mundo. Acá van sólo algunas de las claves de este suceso que supimos conseguir.

Donde manda capitán

Antes de la reforma, en Puerto Madero gobernaban la Administración General de Puertos, Ferrocarriles Argentinos y la Junta Nacional de Granos. Un lío. El gobierno de Carlos Menem creó la Corporación Puerto Madero, le transfirió las tierras del viejo puerto y le dio carta blanca para urbanizar. Eso sí: tenía que conseguir la plata por sus propios medios. Lo notable es que en un gobierno que abrazó las políticas neoliberales, la Corporación se comportó como una empresa del Estado eficiente y dinámica que no necesitó subsidios de ningún tipo y todavía dejó ganancias.

Todos juntos venceremos. Para no tener problemas, se dispuso que la Corporación esté compuesta por el Estado Nacional y la Ciudad de Buenos Aires en partes iguales. Así, las decisiones comunales nunca afectaron el emprendimiento y, lo que es mejor, la urbanización nunca se suspendió a pesar de los resultados de las sucesivas elecciones. Hoy, que la Corporación se hiciera cargo de la urbanización de la Isla Demarchi sería un alivio para todos. Cuando sos socio, no podés ser contrincante.

Una idea de ciudad

El primer proyecto para Puerto Madero lo hicieron unos catalanes en base a su experiencia en Barcelona. Pero en la Corporación vieron que la iniciativa generaba demasiada oposición y llamaron a un concurso de ideas con la Sociedad Central de Arquitectos. Se eligieron tres proyectos y sus autores trabajaron en conjunto con la Corporación para hacer un plan urbano realizable. El resultado: un proyecto con la mitad de la superficie de la iniciativa catalana, muchos parques y bellas avenidas y bulevares.

Primero, crear valor

Con respecto a la mal llamada Isla, Puerto Madero tiene a favor que está pegado al Centro. Demarchi está más que escondida y para conectarla con La Boca habría que construir un par de puentes. De todos modos, en Madero el problema también fue cómo sacarle el mejor precio a lo que se quería vender. Ojo, si uno sale a rematar tierras que nadie sabe dónde están, que no tienen ninguna mejora y que están desconectadas de la ciudad, los empresarios se hacen un festín, te ofrecen dos mangos con cincuenta y, después, hacen la ganancia para ellos. En Puerto Madero, primero se remataron los galpones de ladrillo estilo inglés que están sobre Alicia Moreau de Justo. Los del lado Norte, pegados a la Avenida Córdoba, se vendieron en alrededor de 4 millones de dólares. Como hacia el Sur bajaban de precio, la Corporación le vendió a la Universidad Católica un par de docks para que pusieran facultades, y eso hizo más atractiva la inversión en la zona.

Platita pa’ qué te quiero

Con la plata de la venta de los docks, la Corporación empezó la urbanización de la zona Este. Acordémonos que Puerto Madero no tenía cloacas, luz, gas, teléfono ni calles. El dinero a poner era más que importante. Cada lote se vendió por subasta con un proyecto y plazo de ejecución. De esa manera se monitoreaba la calidad del emprendimiento y, de paso, se evitaba la especulación inmobiliaria.

Las diferencias entre Demarchi y Madero son muchas, pero no tantas como para desaprovechar la experiencia y capacidad que ya mostró la Corporación. Y esta nueva oportunidad permitiría reparar algunas de las debilidades de Puerto Madero, como la falta de una mejor mezcla social, escuelas y comercios de uso diario. Primero hay que tener un plan urbano, después vender. No sé... me parece.

Fuente: ARQ Clarin

Link: http://www.clarin.com/arq/urbano/lecciones-Madero-vecina-Demarchi_0_785321569.html

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