Suecia ya ha sufrido en sus carnes lo que supone el pinchazo de una burbuja inmobiliaria. En los años 90 tuvo que nacionalizar dos de sus principales bancos tras una brusca caída de los precios de la vivienda y, aunque las consecuencias se dejaron sentir varios años, la lección podría no haber calado lo suficiente. Dos décadas después, el mercado inmobiliario se enfrenta de nuevo a un ladrillo y una deuda inflados en exceso y a la amenaza de otro crash inmobiliario.
El origen del problema que planea sobre la economía sueca es de manual: un reducido stock de viviendas disponibles y unos bajos intereses que disparan la demanda y dan alas a unos precios que llegan a elevar hasta un 70% el importe de salida de un piso en una puja entre potenciales compradores.
Según los últimos datos disponibles, correspondientes al mes de agosto, en los últimos doce meses la vivienda se ha encarecido el 14%, pero se los precios han duplicado desde el año 2000, según apunta Bloomberg. A su vez, la deuda hipotecaria se ha situado en niveles de récord, superando con creces las cotas alcanzadas en su anterior burbuja inmobiliaria.
Precios por las nubes
"Estoy fascinada con lo poco que consigo con mi dinero. He buscado casas con necesidad de reformas y apartamentos realmente pequeños, pero se vendían por más de 2 millones de coronas suecas (más de 229.000 euros). He visto muchas casas, algunas muy viejas pero los precios subían rápido", explica una profesora que ahora vive en un piso de 63 metros cuadrados en un edificio de los años 50 al sur de Estocolmo, que compró por 1,7 millones de coronas suecas (cerca de 195.000 euros).
Desde analistas de entidades financieras hasta expertos del sector del ladrillo, pasando por el FMI han lanzado ya un mensaje alertando del riesgo que entraña esta tendencia y han reclamado al Gobierno de Suecia que tome medidas para frenar los precios de la vivienda y el endeudamiento de los hogares suecos.
Entre sus peticiones figura la de eliminar o recortar las deducciones fiscales a la compra de una casa, así como la propuesta de obligar a una amortización general de los préstamos. "El mercado inmobiliario sueco está sustancialmente sobrevalorado", apunta Bengt Hansson, el Consejo Nacional de la Vivienda y Garantía de Crédito. "La gente aprovechas los intereses realmente bajos y si pueden aplazar el pago de la vivienda, lo hacen. Es un patrón que hemos visto en todos los países que han tenido problemas", añade el experto.
Hasta ahora, la única medida introducida por las autoridades suecas para tratar de frenar la afluencia de crédito data de octubre de 2010, cuando el Banco de Suecia impuso la limitación a la banca de no conceder hipotecas que superasen el 85% del valor de la vivienda. Este tope logró reducir al 4,5% la tasa de crecimiento del crédito a cierre de 2012, su mínimo en 20 años. Pero en lo que va de 2013 el ritmo de concesión de financiación a las familias se ha vuelto a acelerar para dar cobertura a una demanda que no da visos de descender.
El precio medio de una vivienda en Estocolmo alcanzó los 10.126 dólares por metro cuadrado en agosto, recoge Bloomberg con datos del organismo estadístico Svensk Maeklarstatistik, una cifra que no se aleja de los 12.800 dólares de Londres, la capital europea con los precios más altos.
La necesidad de más viviendas, que eleva los precios, coincide con el estímulo monetario sin precedentes y la política de tipos de interés bajos del BCE. El tipo medio de hipoteca a un año ofrecido por el Swedbank, uno de los mayores grupos bancarios del país, se sitúa en el 2,89%.
Más de 20 años después, parece que Suecia está caminando hacia el mismo abismo. La crisis de la década de los 90 fue causada por un abrupto descenso de los precios y un incremento de la morosidad que desembocó en una crisis económica que duró varios años. Entre las repercusiones, un aumento del desempleo, que pasó del 2% en 1989 hasta el 7,5% en 1995, la depreciación de la moneda y el rescate de dos de los principales bancos del país. Suecia completa la venta del banco Nordea 20 años después de su rescate.
Y cuenta con más espejos donde mirarse para prevenir un posible desenlace fatal. Holanda, modelo económico durante un tiempo, tiene una deuda notable y sufre las secuelas de las políticas gubernamentales que, durante mucho tiempo, animaron el endeudamiento masivo de los hogares a través de incentivos fiscales.
Ya se habla de que su burbuja inmobiliaria ha estallado. Con unas hipotecas por el 125% de la vivienda, es probable que muchos holandeses tengan grandes dificultades para devolver sus préstamos, lo que hace prever problemas también para la banca y puede obligar al Gobierno a tener que soportar una parte considerable de la carga.
Tampoco Finlandia pasa por momentos mejores. La deuda de las familias finlandesas ha llegado a tocar máximos gracias también a unos tipos hipotecarios en mínimos.
Fuente: El Economista
Link: http://www.eleconomista.es/economia/noticias/5209990/10/13/suecia-no-aprende-de-sus-errores-se-disparan-las-alarmas-ante-una-nueva-burbuja-inmobiliaria.html
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