
El viento y la vista hacia las terrazas dan la sensación de un sobrevuelo por la ciudad, cortada al Este por la línea donde empieza el agua. Desde arriba, los autos son pequeños rectángulos que se mueven por las trazas de asfalto gris; los árboles manchan de verde la maqueta en la que se adivina a las personas como puntos desperdigados al azar. Es una imagen de Buenos Aires a casi 200 metros del suelo.