jueves, 8 de noviembre de 2012

Inundaciones: la necesidad de repensar la urbanización


Las inundaciones que sufrieron distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y de partidos del conurbano el pasado 29 de octubre se han convertido en un fenómeno recurrente cuando las lluvias superan promedios históricos, máxime si se combina con la temida sudestada que impide la normal desembocadura de distintos cursos de agua en el Río de la Plata. Este año, también el interior bonaerense está sufriendo las consecuencias de lluvias excepcionales.

Pero no todo se debe a las inclemencias naturales y a la falta de obras hídricas, sino que la deficiente planificación urbana en territorio bonaerense parece ser un factor determinante para que el agua se acumule afectando a miles de personas. Si bien el desarrollo urbanístico arrastra fallas de origen que hay que rastrear hasta el parcelamiento colonial, hay medidas que pueden tomarse para evitar que la urbanización continúe sin una planificación de mediano y largo plazo.

Las inundaciones que afectan a vastos sectores del conurbano suelen repercutir con mayor fuerza en los sectores más postergados. Es que los movimientos migratorios internos (y la inmigración de países limítrofes) se hace de un modo desordenado que no se da en el marco de ninguna planificación urbanística, por lo que en general muchas familias terminan recalando en asentamientos ubicados en la vera de los ríos que cruzan la región metropolitana de Buenos Aires como el Matanza-Riachuelo, Reconquista y Luján.

Para paliar la situación hay una serie de obras que aún constituyen un pasivo de las políticas de infraestructura, más allá de que en los últimos años ha habido una mayor inversión en obras hídricas. Al respecto, Ambito Municipal & Desarrollo Federal consultó al arquitecto Guillermo Tella, doctor en urbanismo y coordinador de la Licenciatura en Urbanismo de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UGNS), quien explicó: "En primer lugar, para evitar inundaciones faltan canalizaciones, hay algunos arroyos a cielo abierto que abría que sanearlos y trabajar sobre la capacidad de absorción del suelo, ya que con los tejidos industriales tienden a armarse grandes superficies impermeables con playones que no contribuyen a esa capacidad de absorción, algo que ayudaría muchísimo porque esa agua que se absorbe no tiene que ser canalizada, y de esa forma hay que generar menos infraestructura para el escurrimiento. También está el problema de la desembocadura del Río de la Plata que con sudestada los ríos no pueden descargar, entonces se va levantando el nivel de pelo de agua del Riachuelo, y en ese sentido también habría que gene-rar la infraestructura para que desagote. Cuando hay sudestada sin lluvia la situación se atempera, pero cuando llueve hay que escurrir el agua acumulada. Para eso hay que utilizar un sistema de bombas para sacar el agua de forma forzada".

Impermeabilización

El avance de la región metropolitana parece seguir la lógica de un ciclo de saturación-expansión que obliga a las personas a ir ampliando el radio de las ciudades sin alejarse en demasía de los centros urbanos. Sobre esta situación, Tella aporta una visión renovadora que apunta a la densificación de las ciudades y a la preservación del suelo con una mirada urbanística, social, económica y ambiental. "La región metropolitana es un área muy poco densa, somos muchos pero estamos muy expandidos. La ciudad ha tendido a crecer indefinidamente, y esto produce una impermeabilización, un consumo de suelo con muy baja ocupación. Entonces hay una apuesta que debe darse a mediano plazo, que tiene que ver con volver a una ciudad compacta, mucho más densa y no tan desparramada. Esto permitiría ofrecer suelo más absorbente, y la distribución de la concentración permitiría crear fácilmente redes e infraestructura que permitan canalizar el agua de lluvia y la provisión de servicios. En los últimos 50 años, y mucho más desde los 90 con el boom de las autopistas, y la hegemonía del automóvil por sobre otros medios de transporte han tendido a que la ciudad estallara en largo pero con muy baja ocupación.

Esto es un problema de otro tenor que genera también un costo enorme para llegar a barrios alejados con servicios e infraestructura, entonces es el gran desafío de alejarnos de ese modelo de ciudad difusa que nos vendieron, y empezar a consolidar un modelo de ciudad compacta", afirmó Tella.

El crecimiento de las ciudades trae aparejado una gran cantidad de construcciones y pavimentación que impide que el agua se absorba naturalmente. En tal sentido, Tella sostuvo que la impermeabilización "es un problema que desde la gestión pública debería evitarse, y esto implica establecer en cada lote superficies de absorción del 40% al 60%, se tiende a destinar el 40% que es lo que está en la normativa pero no se cumple. El Decreto-Ley 8.912 que es la ley marco del ordenamiento del suelo data del año 1977. En la actualidad, la mayoría de los municipios de la provincia de Buenos Aires tiene un código de ordenamiento urbano del año 77 o 78 que asimilaban las leyes provinciales al escenario local. Y no lo han logrado actualizar. Lo hizo Malvinas, Morón, Moreno y lo está haciendo San Miguel y no muchos más. La mayoría sigue con aquella legislación obsoleta vigente".

Viviendas
El boom de los countries o barrios cerrados que alentó el espejismo de bienestar menemista, que aún se mantiene hacia la periferia, -obviamente que este año hay una depresión en la construcción producto del freno de la economía doméstica impactada por la crisis internacional- tiene efectos no deseados en el desarrollo urbano, ya que no obedecen a una política de tierras. "Hay una política de tierras en los municipios que es el fomento para el desarrollo de urbanizaciones vip. Es una iniciativa muy fuerte para que los desarrolladores inmobiliarios vayan a los municipios pero eso no genera un efecto derrame sobre la ciudad, los beneficios son indirectos por una mayor tributación", explicó Tella. 

En cuanto a las viviendas construidas en el marco de planes federales, Tella advirtió sobre una situación que consideró no se tiene en cuenta al momento de planificar estos desarrollos, más allá de que, obviamente, buscan paliar un complejo problema. "Hay una enorme preocupación para encontrar suelo para construir viviendas sociales, lotes disponibles para planes federales de vivienda. El tema es que esos territorios destinados a viviendas sociales no siempre están de la mano de una estructura urbana, son tierras que quedaron relegadas en los municipios, y luego la ciudad tiene que esforzarse para integrar esos fragmentos a veces alejados y sin servicios y esto no habla de una política que intente generar ciudad sino que se trata de hacer casas pero sin la consigna de hacer ciudades", explicó.

Con una mirada puesta en el mediano y largo plazo, consideró que es necesario que algunos municipios del conurbano debieran ganar protagonismo. "No podemos seguir dependiendo tan fuertemente del área central. No hay ciudad con capacidad para absorber la presión en las horas pico. Debiera tender a una estructura policéntrica, hoy tenemos un modelo más monocéntrico. Seguimos llevando la ciudad a 60 kilómetros y termina siendo un continuo que va de la Ciudad de Buenos Aires hasta Rosario. Hay partidos que debieran tener más peso del que tienen, para generar áreas de mayor densidad", concluyó Tella.

Fuente: Ambito

Link: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=662196

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jueves, 8 de noviembre de 2012

Inundaciones: la necesidad de repensar la urbanización


Las inundaciones que sufrieron distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y de partidos del conurbano el pasado 29 de octubre se han convertido en un fenómeno recurrente cuando las lluvias superan promedios históricos, máxime si se combina con la temida sudestada que impide la normal desembocadura de distintos cursos de agua en el Río de la Plata. Este año, también el interior bonaerense está sufriendo las consecuencias de lluvias excepcionales.

Pero no todo se debe a las inclemencias naturales y a la falta de obras hídricas, sino que la deficiente planificación urbana en territorio bonaerense parece ser un factor determinante para que el agua se acumule afectando a miles de personas. Si bien el desarrollo urbanístico arrastra fallas de origen que hay que rastrear hasta el parcelamiento colonial, hay medidas que pueden tomarse para evitar que la urbanización continúe sin una planificación de mediano y largo plazo.

Las inundaciones que afectan a vastos sectores del conurbano suelen repercutir con mayor fuerza en los sectores más postergados. Es que los movimientos migratorios internos (y la inmigración de países limítrofes) se hace de un modo desordenado que no se da en el marco de ninguna planificación urbanística, por lo que en general muchas familias terminan recalando en asentamientos ubicados en la vera de los ríos que cruzan la región metropolitana de Buenos Aires como el Matanza-Riachuelo, Reconquista y Luján.

Para paliar la situación hay una serie de obras que aún constituyen un pasivo de las políticas de infraestructura, más allá de que en los últimos años ha habido una mayor inversión en obras hídricas. Al respecto, Ambito Municipal & Desarrollo Federal consultó al arquitecto Guillermo Tella, doctor en urbanismo y coordinador de la Licenciatura en Urbanismo de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UGNS), quien explicó: "En primer lugar, para evitar inundaciones faltan canalizaciones, hay algunos arroyos a cielo abierto que abría que sanearlos y trabajar sobre la capacidad de absorción del suelo, ya que con los tejidos industriales tienden a armarse grandes superficies impermeables con playones que no contribuyen a esa capacidad de absorción, algo que ayudaría muchísimo porque esa agua que se absorbe no tiene que ser canalizada, y de esa forma hay que generar menos infraestructura para el escurrimiento. También está el problema de la desembocadura del Río de la Plata que con sudestada los ríos no pueden descargar, entonces se va levantando el nivel de pelo de agua del Riachuelo, y en ese sentido también habría que gene-rar la infraestructura para que desagote. Cuando hay sudestada sin lluvia la situación se atempera, pero cuando llueve hay que escurrir el agua acumulada. Para eso hay que utilizar un sistema de bombas para sacar el agua de forma forzada".

Impermeabilización

El avance de la región metropolitana parece seguir la lógica de un ciclo de saturación-expansión que obliga a las personas a ir ampliando el radio de las ciudades sin alejarse en demasía de los centros urbanos. Sobre esta situación, Tella aporta una visión renovadora que apunta a la densificación de las ciudades y a la preservación del suelo con una mirada urbanística, social, económica y ambiental. "La región metropolitana es un área muy poco densa, somos muchos pero estamos muy expandidos. La ciudad ha tendido a crecer indefinidamente, y esto produce una impermeabilización, un consumo de suelo con muy baja ocupación. Entonces hay una apuesta que debe darse a mediano plazo, que tiene que ver con volver a una ciudad compacta, mucho más densa y no tan desparramada. Esto permitiría ofrecer suelo más absorbente, y la distribución de la concentración permitiría crear fácilmente redes e infraestructura que permitan canalizar el agua de lluvia y la provisión de servicios. En los últimos 50 años, y mucho más desde los 90 con el boom de las autopistas, y la hegemonía del automóvil por sobre otros medios de transporte han tendido a que la ciudad estallara en largo pero con muy baja ocupación.

Esto es un problema de otro tenor que genera también un costo enorme para llegar a barrios alejados con servicios e infraestructura, entonces es el gran desafío de alejarnos de ese modelo de ciudad difusa que nos vendieron, y empezar a consolidar un modelo de ciudad compacta", afirmó Tella.

El crecimiento de las ciudades trae aparejado una gran cantidad de construcciones y pavimentación que impide que el agua se absorba naturalmente. En tal sentido, Tella sostuvo que la impermeabilización "es un problema que desde la gestión pública debería evitarse, y esto implica establecer en cada lote superficies de absorción del 40% al 60%, se tiende a destinar el 40% que es lo que está en la normativa pero no se cumple. El Decreto-Ley 8.912 que es la ley marco del ordenamiento del suelo data del año 1977. En la actualidad, la mayoría de los municipios de la provincia de Buenos Aires tiene un código de ordenamiento urbano del año 77 o 78 que asimilaban las leyes provinciales al escenario local. Y no lo han logrado actualizar. Lo hizo Malvinas, Morón, Moreno y lo está haciendo San Miguel y no muchos más. La mayoría sigue con aquella legislación obsoleta vigente".

Viviendas
El boom de los countries o barrios cerrados que alentó el espejismo de bienestar menemista, que aún se mantiene hacia la periferia, -obviamente que este año hay una depresión en la construcción producto del freno de la economía doméstica impactada por la crisis internacional- tiene efectos no deseados en el desarrollo urbano, ya que no obedecen a una política de tierras. "Hay una política de tierras en los municipios que es el fomento para el desarrollo de urbanizaciones vip. Es una iniciativa muy fuerte para que los desarrolladores inmobiliarios vayan a los municipios pero eso no genera un efecto derrame sobre la ciudad, los beneficios son indirectos por una mayor tributación", explicó Tella. 

En cuanto a las viviendas construidas en el marco de planes federales, Tella advirtió sobre una situación que consideró no se tiene en cuenta al momento de planificar estos desarrollos, más allá de que, obviamente, buscan paliar un complejo problema. "Hay una enorme preocupación para encontrar suelo para construir viviendas sociales, lotes disponibles para planes federales de vivienda. El tema es que esos territorios destinados a viviendas sociales no siempre están de la mano de una estructura urbana, son tierras que quedaron relegadas en los municipios, y luego la ciudad tiene que esforzarse para integrar esos fragmentos a veces alejados y sin servicios y esto no habla de una política que intente generar ciudad sino que se trata de hacer casas pero sin la consigna de hacer ciudades", explicó.

Con una mirada puesta en el mediano y largo plazo, consideró que es necesario que algunos municipios del conurbano debieran ganar protagonismo. "No podemos seguir dependiendo tan fuertemente del área central. No hay ciudad con capacidad para absorber la presión en las horas pico. Debiera tender a una estructura policéntrica, hoy tenemos un modelo más monocéntrico. Seguimos llevando la ciudad a 60 kilómetros y termina siendo un continuo que va de la Ciudad de Buenos Aires hasta Rosario. Hay partidos que debieran tener más peso del que tienen, para generar áreas de mayor densidad", concluyó Tella.

Fuente: Ambito

Link: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=662196

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