El espacio verde más importante de la ciudad de Buenos Aires encierra una historia: se formó luego de que la naturaleza le ganó la batalla a un cúmulo de escombros, y hoy se pueden avistar cientos de especies de fauna y flora. La Reserva Ecológica, en la Costanera Sur, cumple 30 años. No era más que un depósito de escombros y restos de construcción; sin embargo, las 350 hectáreas del predio son el punto de reunión de miles de runners, turistas, chicos y especialistas en el medio ambiente.
"Era un conjunto de escombros que cayó al olvido pero la naturaleza los colonizó. Y en ese trabajo, que técnicamente se llamaría sucesión ecológica, recreó los ambientes naturales que estaban en la región. Gracias a esto hay un espacio donde los docentes pueden educar a los más jóvenes sobre la naturaleza y su importancia y generar ciudadanos más responsables", indica Claudio Bertonatti, museólogo y naturalista y ex director de la reserva, al conmemorarse hoy el Día Mundial del Medio Ambiente.
Aunque suene extraño, desde 1978, en ese lugar frente al Río de la Plata, comenzaron a volcarse escombros, lo que provocó un gran deterioro ambiental. Entonces, el gobierno local quería ganarle terreno al río para luego construir allí el Centro Administrativo de la Ciudad. Este proyecto fue abandonado en 1984, dejando una gran cantidad de restos de construcción donde antes los bañistas disfrutaban las tardes.
Fue en ese momento cuando la naturaleza comenzó a avanzar: entre aguas contaminadas y restos de cemento y ladrillos, la vegetación silvestre supo abrirse paso hasta llegar a cubrir el relleno. Las inundaciones (frecuentes en el área) y el arribo de camalotes crearon distintos ambientes.
El 5 de junio de 1986, hace 30 años, nació oficialmente como área protegida; fue declarada por ordenanza parque natural y reserva ecológica. "La ordenanza daba el marco legal para crear este espacio que no le costó un peso a la Ciudad. Hoy es un espacio con un potencial turístico y educativo. Hay que pensar que en estos tiempos hasta los emprendimientos privados ofrecen espacios verdes como un valor a tener en cuenta. En nuestra reserva se ha registrado el avistaje de mas de 300 especies de aves y, pese a esto, tuvo cientos de intentos de incendios que llamaron la atención", aseguró José María García Arecha (h), autor de la norma que le dio la existencia.
En la reserva se han registrado casi 2000 especies entre animales, plantas, hongos y organismos unicelulares. Este listado surge de los relevamientos realizados por investigadores de un gran número de instituciones, por visitantes interesados en la observación de la naturaleza y por personal especializado del gobierno porteño. El número es dinámico, dado que con el tiempo nuevas especies colonizan el área y otras dejan de ser registradas, acompañando los cambios ambientales.
"La reserva nos ofrece una gran variedad de plantas y animales que podemos conocer con sólo caminar por el espacio. Es muy gratificante contar con un lugar así en nuestra ciudad", comentó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente porteño, que descubrirá una placa en su 30° aniversario.
La reserva también tiene una función muy valiosa: allí funciona el Centro de Rescate de Fauna Silvestre, gracias a un convenio de renovación automática, con el Zoo de Buenos Aires. El espacio protegido presta las instalaciones donde está montado el centro (sobre la entrada de Viamonte) y la logística a la hora de liberar a los animales dentro del predio. Por su parte, el zoológico es el encargado de alimentar, cuidar y recuperar los animales, mediante los tratamientos que el grupo de profesionales estipulen. En lo que va del año ya ingresaron 152 animales en ese espacio y 75 fueron liberados.
Para Bertonatti la reserva representa un mensaje esperanzador: "Cuando dejamos de agredir a la naturaleza, muchas veces ella puede recuperarse sola gracias a su resiliencia, a su capacidad natural para tender a volver a un estadio original o anterior".
Del balneario a un polo educativo
Entre 1918 y 1950 funcionó en la zona de la Reserva Ecológica el Balneario Municipal. Allí iban los porteños a disfrutar de un día junto al Río de la Plata; se bañaban en las aguas o visitaban la Munich, la cervecería más importante del paseo de la costanera. Pero el deterioro de las aguas empeoró, y el paseo fue abandonado.
En 1985, cuando la naturaleza ganó la batalla a los escombros, los terrenos fueron aprovechados por distintas organizaciones ambientalistas con fines educativos. Las fundaciones Vida Silvestre Argentina, Aves Argentinas y Amigos de la Tierra propusieron en 1986 la creación de la Reserva Ecológica.
Fuente: La Nación
Link: http://www.lanacion.com.ar/1905858-la-reserva-ecologica-30-anos-de-naturaleza-en-la-ciudad
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